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Redes digitales

Políticas de la mirada

Un persuasivo y documentado ensayo de Juan Martín Prada sobre las formas de mirar y ser visto en las redes digitales

Juan Martín Prada.

Los tiempos que vivimos, de extrema conectividad digital, acumulación interminable de imágenes y fluidez infinita de datos, son propicios para proclamar arengas iconoclastas y discursos más o menos apocalípticos contra la hegemonía de las pantallas luminosas y su constante incitación al voyeurismo exhibicionista. Quien busque en Google encontrará docenas de miles de enlaces sobre el tema. Así las cosas, es difícil encontrar un estudio sobre nuestra relación con la imagen en el tiempo de internet, que no termine por aconsejar cómo poner coto a la «concupiscencia de los ojos» de la que hablara ya Agustín de Hipona. El profesor Juan Martín Prada evita esas inclinaciones en un libro riguroso en sus argumentos y sagaz en muchos de sus diagnósticos. Sin duda, es cuestionable limitar todo el campo de las relaciones contemporáneas entre imagen y realidad al uso desorbitado de dispositivos móviles y a la hipertrofia de las redes sociales. No obstante, nada de lo que el libro analiza es ajeno a nuestro mundo. Buena parte de él se dedica a repensar la relación entre la percepción ilimitada de las imágenes mediante dispositivos digitales y la experiencia del tiempo que lleva consigo. Las cuestiones que plantea esta relación son inseparables de su análisis de la tensión entre ver y ser visto, cuyo origen antropológico queda desbordado cuando el escenario dominante ya no es la primigenia sabana, ni tan siquiera la ciudad moderna, sino la omnipresente pantalla. El autor describe con precisión el flâneur por la red y sus semejanzas y diferencias con el flâneur urbano para dar cuenta de las nuevas formas de espectacularidad, donde la mirada hacia los otros se convierte en una forma extrema de narcisismo. En su argumentación retoma el ya largo caudal de categorías aportadas en su momento, muy diferente al nuestro, por autores como Sartre, Lacan, Bourdieu, Barthes, Debray, Benjamin, y una larga serie de especuladores de la imagen y el mirar.No los invoca sin más, sino para, en algunos casos, mostrar sus limitaciones y, en otros, reescribirlos en busca de herramientas con que entender la naturaleza espectral de los sujetos y objetos de esas imaginarias redes sociales regidas por la pulsión del like/dislike. La mirada otra, motivo de inquietud o de vergüenza en El ser y la nada, la mirada hipostasiada del lacanismo más metafísico o la mirada dispersa diseccionada por Baudelaire-Benjamin, parecen fundirse y disolverse en los nuevos ecosistemas de imágenes en perpetuo fluir y en continua reiteración. La viralidad, la selfie (en femenino) o egofoto, la pulsión por repetir en la instantánea privada la imagen mil veces aprendida, la inevitable apelación a los GIF,€ son tratados en el libro como síntomas y factores de no pocas angustias del sujeto espectador moderno, indisociables de las nuevas formas de gestión, propagación y ocultamiento de las imágenes. Seguramente el autor necesite un nuevo libro para justificar de manera convincente su tesis más arriesgada al tiempo que predecible: que el arte, lejos de contribuir al régimen escópico dominante, sea el medio privilegiado para desmantelarlo y desarrollar, así, nuevas y liberadoras políticas de la mirada.

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