Diario de Mallorca

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Literatura

Las olvidadas

Una novela valiente y certera sobre la inmigración de mujeres musulmanas

Najat El Hachmi.

Najat El Hachmi nació en Beni Sidel (Marruecos) en 1979. A los ocho años cambió ese escenario por Vic. Estudió Filología Árabe en la Universidad de Barcelona y fue mediadora cultural y técnica de acogida en Granollers. En 2004 publicó su primer libro, Yo también soy catalana, al que siguieron El último patriarca, La cazadora de cuerpos y La hija extranjera. Y ahora llega Madre de leche y miel, literatura valiente que se nutre de "historias de tantas mujeres anónimas que no salen nunca en las fotos porque una mujer decente no se deja fotografiar por desconocidos, mujeres cuyas voces no podían ser escuchadas más allá del patio de casa si no querían manchar su reputación, mujeres que corrían a esconderse cuando entraba un desconocido, que comían después de los hombres, que eran dadas en matrimonio cuando a penas habían salido de la infancia. Mujeres que tenían que llegar vírgenes al matrimonio, que rezaban para que sus futuros maridos fueran buenos y las trataran bien. Mujeres a quienes se les decía que en la casa donde han nacido no tenían derecho a una habitación propia porque la que les correspondía era la de su futuro marido".

La autora vivió hasta los ocho años en una casa de adobe en el Rif, "lejos de todo, sin otra distracción que las mujeres que me rodeaban contando historias mientras realizaban innumerables tareas a lo largo del día". Su talento narrativo, en una lengua pequeña, familiar, oral y desconocida para el resto del mundo, les permitía dar forma a las injusticias, tejer una memoria común que servía para dibujar los vínculos afectivos más importantes. Contaban embarazos y partos, muertes y crianzas, festejos y matrimonios, casi todos desgraciados, su condición de extranjeras por el simple hecho de no nacer varones, acontecimientos mágicos que juraban haber vivido en propia carne. Hablaban y hablaban y yo pude escucharlas hasta los ocho años, momento en el que, al emigrar, se hizo el silencio. La protagonista de ´Madre de leche y miel´ es Fatima, una de esas mujeres que, además, se sobrepuso a todas sus limitaciones para cruzar fronteras sola y a tientas, sin saber nada de geografía, agarrada a un pedazo de papel en el que estaba escrita una dirección".

Ahora les cuenta a sus hermanas "su viaje, sus dificultades como inmigrante, la añoranza, el desarraigo, la tremenda soledad en la que vivió durante los primeros tiempos y la relación con una hija que con los años se le ha vuelto extranjera. Pero lo más importante, lo más doloroso, es lo que Fatima calla, lo que no dice". De esto se ocupará un narrador en tercera persona que acercará al lector "a una infancia y una juventud en las duras condiciones de una casa rifeña tradicional, al día a día de una familia en la que la pertenencia es casi corporal, donde madres e hijas se cuidan las unas a las otras y la separación impuesta por el sistema a través del matrimonio obligado de forma temprana resultará terriblemente dolorosa. La maternidad será un espacio propio, un poder subversivo que escapa al poder patriarcal, pero a la vez tremendamente violentado por unas leyes que para nada tienen en cuenta los sentimientos de las madres. Es esta violencia ejercida sobre el vínculo madre-hija lo que llevará a Fatima donde no ha llegado nunca ninguna mujer como ella, lo que le dará la fuerza necesaria para soportar estar lejos del paisaje en el que creció, lejos de casa". Valiente mujer. Valiente libro.

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