"Venga, sonríamos juntos. #EsteEsMiEstilodevida". 29 de marzo. 6549 casos de COVID-19 confirmados en España, 838 fallecidos; "Vale, estás confinado en casa, pero nada te impide celebrarlo" (botella de cava en mano). 6 de abril. 135.032 contagiados, 13.055 muertos. Les pongo dos ejemplos de lo que estos días se mueve en los perfiles de Instagram, Twitter, Facebook y Tik-Tok de algunos de los influencers de nuestra comunidad. Podríamos sumar las cientos de fotografías en sus stories, donde ejercen de analistas políticos valorando un verano "con menos turistas pero seguro que positivo" o a veces, solo mero afán de exhibicionismo. A lo largo de estos días de confinamiento, muchas de las personas con cierta relevancia entre el público juvenil se habrán planteado si seguir entreteniendo a sus seguidores con el contenido de siempre o hacer una pausa y reflexionar. Pocos viven realmente de ello, hay que dejarlo claro, así que aquellos que en esas mismas redes los tachan de frívolos, no parece que estén muy desacertados.
"Hay perfiles para todo tipos de público, y también ahora siguen existiendo los que rentabilizan ese altavoz de formas cuestionable o mayor frivolidad, pero también está dentro de la libertad de expresión de cada individuo", subraya Marta Huertas, vocal de Psicología Educativa del COPIB.
Influencers como Marina Yers, Miranda Makaroff o Paula Gonu, con sus (des) consejos sobre cómo afrontar el virus, o el poco tacto de personajes televisivos como Violeta Magriñán, Love Yoli o Pelayo Díaz, haciendo uso de material sanitario de manera inadecuada o promocionando artículos que no son de primera necesidad, han protagonizado las polémicas más sonadas de las últimas semanas. En el lado contrario, Chiara Ferragni y su marido, el rapero Fedez, que se han volcado en recaudar fondos. Se acercan casi a los 5 millones de euros. "Estos días, los profesionales de la psicología estamos trasladando a la población el uso responsable de estos canales y evitar la sobrexposición a la información. La proliferación y aceptación de algunos perfiles es también responsabilidad de la audiencia, que los refuerza al consumirlos".
¿Y qué hay del humor? ¿Es aceptable? "Es un mecanismo de defensa, nos ayuda a afrontar y sobrellevar una realidad muy dura y muy estresante", concluye Huertas.
