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El coronavirus y la Corona

La pandemia de la Covid-19 también afecta a la monarquía europea. Desde Alberto de Mónaco a Carlos de Inglaterra, pasando por doña Letizia, que tuvo que pasar la cuarentena aislada en Zarzuela

Los reyes Felipe y Letizia mantuvieron un encuentro virtual con Tomeu Català.

En circunstancias normales y, como marca la tradición o, al menos, la costumbre de los últimos años, los Reyes estarían hoy en Palma presidiendo la Misa de Pascua. La duda de si vendrían solo los cuatro -Felipe, Letizia, Leonor y Sofía- o se añadiría a última hora la reina emérita u otra infanta (descartado don Juan Carlos, ya casi desterrado por su hijo) quedaría resuelta al filo de las doce del mediodía. Posado, saludos, liturgia, vivas españas por un lado, del otro loas a la República, despedida, cierre y hasta el verano. En circunstancias normales diríamos eso de "hasta las regatas". Pero no estamos en circunstancias normales. Tampoco sabemos si la normalidad, tal y como la hemos conocido hasta ahora, volverá. Quién sabe si será hasta mejor.

Lo cierto es que el estado de alarma decretado por la pandemia del coronavirus ha puesto en jaque también a las monarquías de todo el mundo, por supuesto, también a las europeas. Nadie escapa a la Covid-19.Casa Real monegasca

Aunque el primer royal que confirmó estar contagiado con el virus fue Carlos de Habsburgo-Lorena, nieto del último emperador de Austria-Hungría, el nombre que más saltó a los medios, por su notoriedad, fue el del príncipe Alberto de Mónaco. "Su estado no es una fuente de preocupación", rezó un escueto comunicado del Palacio monegasco. El 19 de marzo se conocieron los resultados positivos del test que se le había realizado "al encontrarse mal, aunque sin fiebre elevada". Este positivo preocupó algo pues, no hay que olvidar que en 2018 el príncipe había padecido una neumonía. A día de hoy, ya está recuperado, aunque continuará confinado, ahora sí ya, junto a su mujer, Charlene, y sus mellizos, Jacques y Grabriella, de cinco años.

Casa Real sueca

Fue una de las primeras casas en tomar medidas frente a la pandemia. De hecho, los reyes Carlos Gustavo y Silvia comenzaron a suspender actos programados desde principios de marzo. También se optó por no celebrar públicamente el Día del nombre de Victoria de Suecia (la heredera) aunque sí lo hicieron en privado. Durante estas semanas, hemos podido ver un vídeo subido por la princesa Victoria en el que su marido, el príncipe Daniel, enseña a sus hijos, Oscar y Estelle, a lavarse las manos. Y este pasado domingo, el monarca escandinavo dirigió un primer mensaje a sus compatriotas en el que agradeció el trabajo de los sanitarios y llamó a la responsabilidad individual de los ciudadanos. Por cierto, que la heredera se sumó la pasada semana a un grupo de trabajo de un centro benéfico de Estocolmo, que prepara cajas de comida para los más necesitados; se puso manos a la obra y cocinó.

Casa Real noruega

Si hay una casa real especialmente preocupada es la noruega. La princesa heredera, Mette-Marit, sufrió en 2018 un episodio de fibrosis pulmonar, una afección crónica y que afecta al sistema respiratorio. De ahí que la esposa del príncipe Haakon sea considerada persona de riesgo. Ambos están pasando el confinamiento en su residencia oficial de Skagum y ya han enviado imágenes y vídeos sobre cómo están viviendo estos días. El rey Harald de Noruega, habitual de los veranos mallorquines, ya ha anunciado que se suspenden todos los eventos hasta después de Pascua. Y, de hecho, varios medios afirman que tanto él como la reina Sonia se encuentran en cuarentena después del viaje oficial que realizaron a Jordania aunque, esta noticia no ha sido confirmada por fuentes oficiales de la casa. La polémica ha llegado esta misma semana, con unas imágenes de los príncipes esquiando en unas pistas muy cerca de su casa. Hay que recordar que el confinamiento en el país es "opcional" y está permitido salir a hacer deporte pero, no ha sido muy bien entendido por sus compatriotas.

Casa Real danesa

La reina Margarita de Dinamarca ya anunciaba a principios de marzo la suspensión de los festejos por su 80 aniversario y despejó toda la agenda oficial. La crisis de la Covid-19 también ha provocado que la princesa Mary y sus cuatro hijos hayan tenido que adelantar su regreso desde Verbier, internado donde estaban estudiando. "La esposa del príncipe Federico considera que lo natural es volver a casa y estar con los daneses en un momento que requiere poner de parte de todos y donde existe una responsabilidad compartida de cuidarse", anunció la Casa Real Danesa en un comunicado.

Casa Real holandesa

Aunque en los Países Bajos parece que, de momento, no se han tomado medidas estrictas para luchar contra el coronavirus, sí que se ha visto a los reyes Guillermo y Máxima junto a sus tres hijas, las princesas Amalia, Alexia y Ariane, participando en una cacerolada en la calle mostrando su apoyo al personal sanitario que cuida a los enfermos. Los reyes y sus hijas permanecen en cuarentena, como toda la familia, tras haber pasado unos días de vacaciones en la ciudad austriaca de Lech. Sin embargo, el pasado 1 de abril, ya se pudo ver a Máxima de Holanda visitando a los voluntarios de la Cruz Roja en un municipio de la provincia de Utrecht. Llamó la atención que lo hizo sin mascarillas ni guantes de protección, aunque sí mantuvo en todo momento la distancia de seguridad.

Casa Real belga

Felipe y Matilde de Bélgica ya cancelaron en marzo un viaje oficial a Italia, justo cuando se comenzaron a conocer los primeros casos de coronavirus. Hasta ahora, son una de las familias europeas más implicadas en la ayuda contra la pandemia. Ya es habitual yendo verles llevar dulces y flores a los centros de mayores o lanzar mensajes de apoyo a través de sus redes sociales. El último, el pasado domingo donde, a través de un escrito en los jardines del Palacio de Laeken, los reyes y sus hijos Elisabeth, Gabriel, Emmanuel y Eleonore lanzaron una idea. "Coraje. Juntos somos más fuertes".Casa Real inglesa

Si hay una familia real a la que el coronavirus ha afectado con fuerza esa es, sin duda, la británica. El pasado domingo, Isabel II -desde el castillo de Windsor donde se instaló a principios de marzo junto al duque de Edimburgo para pasar allí la cuarentena- lanzaba un mensaje a los británicos en que llamaba a la esperanza: "Unidos y decididos, los superaremos". Es la quinta vez en todo su reinado, felicitaciones navideñas a parte, que la reina se dirige a sus ciudadanos. Antes lo hizo durante la Guerra del Golfo (1991), con motivo del funeral de Diana de Gales (1999), cuando murió la Reina Madre (2002) y cuando cumplió sesenta años en el trono (2012).

En medio de todo el revuelo que ha supuesto la renuncia del príncipe Enrique de Inglaterra y Meghan Markle a seguir formando parte de la realeza y su mudanza a los Estados Unidos, se conocía también que Carlos de Inglaterra daba positivo por coronavirus. El príncipe de Gales, heredero al trono británico, no ha sido el único. El exmarido de la duquesa de Cornualles, Andrew Parker Bowles, también ha contraído la enfermedad, y el suegro de Eugenia de York se encuentra en la UCI. Beatriz de York, que se casa este año, ya ha anunciado que se suspende la celebración de la recepción de su boda en los jardines de Buckingham como medida de precaución.

Con esta panorama, al frente de la Casa Real Inglesa se han puesto los duques de Cambridge, de los que es habitual ver imágenes y vídeos llamando por teléfono a los hospitales, lanzando mensajes a través de sus redes oficiales o compartiendo un simpático vídeo de sus tres hijos participando del aplauso solidario. No hay que olvidar que los pequeños George y Charlotte han visto cómo han cerrado su colegio por la detección de varios posibles casos de menores con síntomas del virus.

Casa Real española

La crisis del coronavirus estalló en España a la vez que se conocía el escándalo de las presuntas comisiones ilegales del rey emérito don Juan Carlos. Con nocturnidad -y casi podríamos añadir alevosía-, Zarzuela emitía un comunicado en el que el Felipe de Borbón renunciaba a la herencia de su padre y le retiraba su asignación por sus supuestas cuentas en Suiza. Un escándalo mayúsculo que lo sería más si no fuera por la situación de emergencia nacional declarada en en el país.

Tardó tres días el rey en dirigir un mensaje a sus compatriotas y en el discurso, ni una sola referencia a esa presunta donación de cien millones de euros que Juan Carlos I recibió de Arabia Saudí en paraísos fiscales. Solo palabras de aliento a los familiares que habían perdido a un ser querido, palabras de ánimo para los sanitarios y todos los profesionales que luchan contra la pandemia y palabras de coraje para sus compatriotas. A partir de ese mensaje, sí se ha visto a los reyes mucho más activos.

Reuniones telemáticas con todos los agentes implicados, llamadas a los hospitales e, incluso, encuentros virtuales con Tomeu Català, de Projecte Home Balears. Pero, hasta entonces, solo se había hablado de un posible positivo ocultado a la ciudadania de la reina doña Letizia, que había mantenido un encuentro con la ministra de Igualdad, Irene Montero, también afectada.

La noticia de que también en el colegio de la princesa Leonor y la infanta Sofía podría haberse dado algún contagio saltó a los medios. Desde entonces, y como consecuencia de la suspensión de las clases, las hijas de los reyes siguen sus rutinas en Zarzuela pero, hasta la fecha de la redacción de este artículo, ni una imagen, ni un gesto, ni un saludo de ellas. De la reina y su confinamiento en una habitación de 110 metros cuadrados en palacio, también se ha hablado, y mucho.

La presión en el Congreso sigue, donde ya varios partidos políticos piden una comisión de investigación para estudiar esa presunta financiación ilegal del emérito, y la ciudadanía convoca vía redes sociales caceroladas contra la monarquía, una institución que vive horas difíciles en España, aunque ahora se vea a un Felipe VI más implicado, vestido de militar y con mascarilla transmitiendo apoyo y visitando al mando de operaciones. Qué diferente debía ser hoy su imagen, de traje, a las puertas de la Seu. Una fotografía que, varias décadas después, no se producirá.

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