Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mallorquines por el mundo

Blue Monday

Blue Monday

Ya les he comentado en otras ocasiones que, a medida que estas crónicas se han ido espaciando en el tiempo, teniendo en cuenta el trepidante ritmo de la actualidad, el febril desfile de noticias - autenticas y falsas - llega un momento en que, pese a ir anotando casi diariamente aquellos hechos que me parecen de especial interés como para dedicarles una página, acabo perdiendo el hilo. Mi cuaderno de apuntes (nunca he sido capaz de llevar un diario, solo el de a bordo, cuando navego) es una Moleskine en la que meto desde la lista de la compra hasta la cartelera de espectáculos, es decir: direcciones, citas, libros, música, bares, restaurantes, vinos€Algo así como una agenda alternativa y anárquica que voy emborronando - al parecer tengo letra de médico - hasta transformarla en un tremendo jeroglífico indescifrable, al menos para mí. Supongo que un psiquiatra le sacaría partido.

Todo este párrafo para explicarles lo difícil que me resulta, cuando llega la fecha límite para enviar mi folio a la redacción del DM, por muchas vueltas que le dé a mis caprichosos apuntes, decidirme por un tema que me permita salir airoso del paso. Por esa misma razón, comprenderán la alegría que me llevé la semana pasada al topar con el "Blue Monday". Una perla rara, pensé, autentica "terra incognita", al menos para un servidor.

Conocía evidentemente los entresijos del "Black Thursday", cuando el aciago crack bursátil del lejano 1929, y también de su más reciente epígono "Black Monday", siempre Wall Street y la bolsa pero en 1987. Mientras que lo del "Black Friday" de noviembre me sonaba demasiado cercano/reciente como para que ahora en plenas rebajas, alguien se liara con una nueva operación/promoción bajo el sugestivo nombre de "lunes azul".

Ni corto ni perezoso, cosa rara, un chapuzón en Internet (actividad que no me apasiona lo más mínimo y que solo practico en contadas ocasiones) me permitió descubrir, en cuestión de segundos, que este extraño lunes, no solo no es novedad sino que lleva ya casi tres lustros en órbita. Nada menos que desde el 2005, cuando una cadena de televisión británica, la Sky Travel, ideó una campaña publicitaria para, animando al personal con nuevos programas, tratar de captar clientes en el momento más sombrío del mes. Ya que según una fórmula (más psicológica que matemática), avalada por un ente a priori creíble (Universidad de Cardiff), conjugando diversos factores como: el primer día de la semana (lunes), el mal tiempo (meteorológico), los gastos excesivos de las fiestas (aun pendientes de liquidar), la lejanía relativa del día de paga (final de mes) más el progresivo abandono de las buenas resoluciones (tomadas ingenuamente a principios de año), se llegaba a la conclusión de que el día más triste del calendario anual era el tercer lunes de enero. Y de ahí lo del Blue Monday, para nosotros azul, pero para los anglosajones depresivo. Derivado de la tristeza, del "Blues", como la música. Proclive a la depresión, como el "coup de blues" de los franceses.

Concepto interesante, pero creo que limitado geográficamente a ciertas latitudes. Válido bajo las nieblas de Londres o la "grisaille" de Paris, pero incompatible (pese al cambio climático) con los lunes soleados de las dulces calmas de enero en el Mediterráneo. Con el plus añadido de que, en nuestros pagos, durante ese periodo entran en juego otro sinfín de variantes, como la lotería de Navidad o la del Niño, por no hablar de los RRMM, que pueden alegrarnos la vida independientemente del tiempo.

Además, cuando ustedes lean estas líneas estaremos ya en febrero, o sea que bye bye blues, y a espabilar que llegan el Carnaval. ¡Ánimo!

Compartir el artículo

stats