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Turno de oficio, abogados al borde de un ataque de nervios

Muchos jóvenes abogados que dan sus primeros pasos en la profesión toman el servicio de Asistencia Gratuita en Balears como una vía para abrirse camino en la Abogacía

José Manuel Sánchez, Lydia Blanco, Anna Bytsulya y Toni Vidal, cuatro jóvenes abogados que empiezan su carrera. mANU mIELNIEZUK

"El turno de oficio es una de las opciones que tenemos los abogados jóvenes para entrar de lleno en la profesión e intentar hacernos hueco, aunque las condiciones laborales no son, ni de lejos, las mejores y llega un punto en el que te planteas si vale la pena el esfuerzo", explica Toni Vidal, abogado penalista que lleva poco más de tres años formando parte del servicio de Asistencia Gratuita en Balears.

Las vacaciones no existen para los profesionales que trabajan en el Turno de Oficio, dado que a diario se suceden en las islas una media 120 nuevos casos que hay que precisan atención jurídica, tanto en verano, Semana Santa como el mismísimo día de Navidad. Este año, por ejemplo, Toni Vidal ha estado de guardia en Nochebuena y en Año Nuevo, marcadas fechas en las que el teléfono del turno no le ha dado una tregua. "Ambos días tuve que levantarme de la mesa para ir a atender diversos casos, en su mayoría, fueron episodios relacionados con peleas entre familiares, pero, sobre todo, con casos de violencia de género", comenta. El año pasado los abogados del turno de oficio especializado en la asistencia a las víctimas de la violencia de género atendieron una media superior a los 180 casos mensuales.

Sin lugar a dudas, "las llamadas a horas intempestivas" es la parte menos agradable de su trabajo, asimismo, la relación con las personas a las que prestan servicio puede llegar a ser complicada en ocasiones. "Muchas veces atendemos a individuos muy conflictivos que no nos respetan ni como profesionales ni como personas", cuenta el joven letrado y añade, "he tenido que hacer frente a insultos y a situaciones muy incómodas. Lo peor es que es muy difícil deshacerte de un caso una vez se te asigna, aunque alegues este tipo de comportamientos agresivos como argumento para abandonar la causa. No nos queda más que armarnos de paciencia y tratar de resolver el caso con la mayor celeridad posible".

Según el joven, ocasionalmente los clientes toman al abogado del Turno de Oficio como un profesional "de segunda", mientras que, para formar parte de la bolsa, reivindica, los letrados tienen que tener un mínimo de tres años de experiencia profesional y haber participado en cursos de especialización. "En el Turno se aprende mucho y vives situaciones muy impactantes, sobre todo si te dedicas a Derecho Penal, como es mi caso". La mayoría de los procedimientos penales que atiende el joven están relacionados con violencia de género, menores o drogas.

El turno de abogados de oficio es un servicio que permite disfrutar del derecho a la asistencia jurídica gratuita a personas con ingresos inferiores a los 12.900 euros al año. Actualmente, son más de 700 abogados los que forman parte del servicio en Balears. "Hay varios turnos, que se organizan por días y por zonas, de los que cada abogado decide si quiere participar o no, los cuales funcionan de la siguiente manera. Hay una centralita que gestiona las peticiones y nos va avisando por orden correlativo de los casos que hay que atender", explica. Las guardias duran 24 largas horas en las que los letrados tienen que estar disponibles para atender en menos de 3 horas a la persona que lo precise. "Anoche me llamaron a las 12 y media para atender un caso en el Puerto de Alcúdia, donde me he pasado casi toda la noche trabajando", comenta y añade, "evidentemente nadie hace este esfuerzo por el dinero que cobramos a final de mes, si es que lo cobramos, porque siempre hay retrasos en los pagos".

Después de meses de protestas frente a los juzgados, los abogados del Turno de Oficio han conseguido cobrar las cuatro mensualidades que les debían desde el Ministerio de Justicia, sin embargo, sus reivindicaciones continúan, a pesar de que, los baremos, o las compensaciones económicas que reciben por cada servicio, se han visto incrementados con una media del 24%. "Seguimos luchando porque las condiciones siguen siendo muy precarias. Es verdad que hemos mejorado, pero no hemos conseguido que el Turno se retribuya como merece", manifiesta Vidal. Los abogados también denuncian que tienen que poner sus medios particulares al servicio del Estado sin compensación. "Hay abogados que combinan el Turno con otro empleo, como es mi caso, pero también hay muchos jóvenes que viven únicamente de este servicio de Asistencia Gratuita y se han visto muy ahogados por el impago de sus retribuciones. Es inaceptable llegar a este punto", denuncia el joven letrado.

"Si formamos parte de este servicio es por pura vocación profesional o porque participar del Turno de Oficio te permite estar en contacto con otros compañeros de la profesión y con el resto de operadores jurídicos". En muchas ocasiones es una mezcla de ambas. También para formar una cartera de clientes, el mayor de los retos para un abogado joven.

Precariedad laboral y falta de oportunidades

La cantidad de obstáculos que tiene que superar un licenciado en Derecho que acaba de graduarse no es nada alentadora. Después de cursar cuatro años de grado universitario y de aprobar el Máster en Acceso a la Abogacía, los recién graduados se ven obligados a trabajar como falsos autónomos o, en el peor de los casos, gratis como supuestos becarios. Y es que, en los últimos años se ha confundido en muchos despachos vocación con precariedad. "Las empresas se aprovechan de que acabas de salir ilusionado de la facultad y tienes muchas ganas de aprender. Los despachos te convencen diciendo que no vas a cobrar, pero que vas a aprender el oficio, promesa que en la mayoría de ocasiones no se cumple porque te utilizan para que les quites trabajo de encima, pero no te enseñan nada práctico o de valor para tu futuro profesional. O sea, una pérdida de tiempo total", comenta Anna Bytsulya, una abogada de 27 años especializada en Derecho bancario, financiero y Derecho de familia que, cansada de los abusos del sector, se decidió a emprender el negocio por su cuenta.

"Las empresas disfrazan este periodo como prácticas y la realidad es que tienes que darte con un canto en los dientes porque no hay otra forma de empezar en la profesión", comenta Lydia Blanco, presidenta de la Asociación de Jóvenes Abogados de Baleares (Ajaib). La letrada, especializada en Derecho de familia, explica que para muchos abogados veteranos esta etapa sería el equivalente a la "pasantía" figura ya superada por el ordenamiento jurídico que se estilaba décadas atrás en los bufetes, pero "lo que no se tiene en cuenta es que durante el Master ya hemos realizado prácticas y una vez salimos al mercado laboral nos merecemos unas condiciones laborales dignas", reivindica Blanco.

Otra forma de precarización que sufren los jóvenes graduados en Derecho es el sistema de falsos autónomos que se ha extendido durante años en los despachos medianos y pequeños, hasta el punto de que muchos abogados jóvenes no son conscientes de que están en una situación fraudulenta. "El problema es que nos tenemos que dar de alta como autónomos, con el gasto que conlleva, pero estamos supeditados a las directrices y las pautas de otra persona", explica Lydia Blanco. Además, "no tenemos días libres ni ningún tipo de cobertura, pero sí tenemos que adaptarnos al horario y las exigencias de la empresa". En numerosas ocasiones les presentan esta situación como temporal, a la que seguirá un más que seguro ascenso profesional, «pero esto muy pocas veces ocurre y al final optas por cambiar de trabajo o, como es mi caso, abrir tu propio despacho y trabajar con tus condiciones», explica Blanco.

Una encuesta elaborada por la Confederación Española de la Abogacía Joven (CEAJ) pone de relieve hasta qué punto la figura del falso autónomo prolifera en los bufetes de abogados. Según los datos extraídos del estudio, el 65% de los entrevistados reconoció trabajar como autónomo, de los cuales, la mitad lo hacen en despachos colectivos, esto es, trabajan en bufetes pero son autónomos. Sin embargo, el problema es aún mayor, ya que del 35% que trabaja por cuenta ajena, la mitad reconocen que tienen una relación mercantil con su empresa, esto es, en la realidad son falsos autónomos, aunque tengan todas las características de un asalariado. En conjunto, los datos de la encuesta, llevada a cabo a nivel nacional, muestran que el fraude se extiende a casi al 50 por ciento de los jóvenes abogados.

"Es cierto que la abogacía ha sido tradicionalmente una profesión liberal en la que se ha trabajado de forma individualizada como autónomo y es probable que, de esa costumbre venga el problema", comenta José Manuel Sánchez, vicepresidente de la asociación y abogado especializado en Derecho Laboral y Penal. ¿Cuáles son las posibles soluciones? "Desde nuestro punto de vista es vital consensuar y aprobar un convenio colectivo", afirma el abogado, antes de añadir que, "sabemos que es complicado porque hay algunos aspectos laborales con difícil regulación, pero también es cierto que el sueldo de un abogado junior que trabaja a jornada completa podría baremarse. Si no se ponen en marcha medidas es por una falta de interés generalizado".

Estos jóvenes lamentan que debido a las inestables y precarias condiciones laborales, muchos letrados se ven obligados a abandonar la abogacía antes de consolidar su carrera profesional. Según algunos estudios, solo el 10% de los graduados en Derecho acaban ejerciendo como abogados a lo largo de su vida laboral. "Con este panorama es muy fácil quemarse y muchos compañeros se decantan por opositar o por trabajar en departamentos jurídicos en empresas privadas", explica Toni Vidal, quien compagina el Turno de Oficio con su empleo en una corporación privada.

A diferencia de Vidal, sus tres compañeros optaron hace casi un año por emprender su andadura profesional por cuenta propia y a día de hoy, comparten oficina en la avenida Comte Sallent de Palma. "Al final te planteas que para estar trabajando como autónomo para un despacho cobrando una miseria, trabajas para ti mismo", comenta Anna Bytsulya. Es cierto que no es nada fácil hacerse con una cartera de clientes apenas habiendo salido de la Universidad, pero el reto no les asusta. "Está claro que empiezas con pocos clientes porque al verte joven no acaban de confiar en ti, pero cuando ven la responsabilidad con la que llevamos cada caso, nos ganamos el respeto de los clientes y la cartera crece", comenta la joven. Una herramienta que les ayuda a darse a conocer como profesionales son las redes sociales, "avanzamos hacia un abogado mucho más digital y tecnológico que está presente en Twitter, Facebook o Instagram. Si realizas una buena gestión de estos instrumentos puedes llegar a clientes que, de otro modo, sería imposible alcanzar", comenta José Manuel Sánchez.

Ser mujer abogado: doble reto

Como ocurre en otros ámbitos laborales, las abogadas tienen más dificultades de acceso y desarrollo dentro de la profesión que sus compañeros varones. Hay ocasiones en que no solo se cuestiona su valía intelectual hasta el punto de que se les encargan tareas puramente administrativas, sino que los propios clientes prefieren ser defendidos por hombres porque "les da una extraña sensación de confianza", explica José Manuel Sánchez.

Anna Bytsulya y Lydia Blanco han vivido la experiencia en primera persona. Aunque para la primera "sus compañeros no han demostrado ningún tipo de discriminación", para Blanco, el trato discriminatorio ha llegado desde "arriba" o directamente por parte de los clientes del despacho. "Hay veces que cojo el teléfono y dan por hecho que soy la secretaria. Otras veces, incluso me han dicho directamente que prefieren un abogado varón sin ni siquiera haberme conocido", comenta Blanco y añade, "como mujeres tenemos que demostrar constantemente nuestra valía. Hay capacidades que a los hombres se les presuponen y nosotras tenemos que trabajar muy duro para que nuestros jefes o clientes se den cuenta de que debajo de nuestra melena hay un cerebro que trabaja igual que el de mi compañero".

Sorprendentemente, "algunos clientes prefieren a un hombre para la mayoría de procedimientos penales, pero es cierto que en asuntos relacionados con el Derecho de familia se decantan por las mujeres porque creen que vamos a tener más empatía o lo vamos a comprender mejor que un hombre, lo cual sigue siendo un razonamiento machista".

A su vez, las jóvenes denuncian que "cuando has logrado labrarte una reputación profesional, llega el momento de tener hijos y todo se complica aún más, si cabe". La conciliación de la vida laboral y familiar es uno de los principales retos de la profesión. Al sacar el tema en la sala de juntas del despacho, se desatan las risas de los cuatro jóvenes abogados. "Mi familia me ha advertido que, si vuelvo a abandonarles el día de Nochebuena, Navidad y el día de Año Nuevo no hace falta que vuelva", bromea Toni Vidal. El ritmo frenético de la vida profesional y las incontables horas de dedicación conforman el cóctel perfecto para que muchos letrados abandonen la profesión y se decanten por opositar. "Por desgracia, la mayoría de casos son mujeres que prefieren, por ejemplo, optar por la carrera judicial para tener una vida más estable con horarios medianamente decentes. Es una pena, pero llega un momento en que te ves obligada a decidir entre tu carrera profesional o tu familia", lamentan.

Cuando dijo Voltaire que la abogacía le parecía la profesión más bella del mundo seguramente estaba pensando en su contribución a la construcción de una sociedad democrática más justa, capaz de reivindicar sus derechos y libertades. Algo que hoy los abogados jóvenes reclaman. Entonces, ¿quién protege los derechos de quien los defiende?

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