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Oblicuidad

La batalla del Ebro contada a sus víctimas

La batalla del Ebro contada a sus víctimas

Pedro Sánchez no ha escapado a la tentación de rebajar las expectativas en cuanto se llega al poder, de excederse en la pasión por el centro. El escándalo de Carmen Montón eclipsó el desafortunado vídeo gubernamental en que dos combatientes de la Guerra Civil hablaban de otras cosas, eludiendo cuidadosamente el conflicto. Se presentó como un canto encendido a la Constitución.

Es duro coincidir con Monedero, pero el vídeo contraproducente, anodino y bucólico demuestra lo contrario de lo que pretende. El encuentro apacible de un soldado franquista y otro republicano solo demuestra que, cuarenta años después de la Constitución, los españoles llegan a centenarios. Y que a esa edad avanzada siguen sin atreverse a hablar de la Guerra Civil, por si acaso salta la chispa. Solo una voz en off ilustra al espectador sobre la circunstancia de que los protagonistas lucharon en la batalla del Ebro, quizás el único incidente de las vidas de estos españoles de 102 y 98 años que es digno de difusión estatal.

Al suprimir toda referencia histórica en boca de los soldados, el vídeo se convierte en la batalla del Ebro contada a sus víctimas, que divagan sobre asuntos familiares. La equidistancia narrativa es una circunstancia aledaña, aunque siga sorprendiendo en un Gobierno de izquierdas. La grabación pretende demostrar que las heridas se han cerrado, y solo constata que el conflicto sigue tan vigente que los participantes divagan sobre asuntos colaterales.

El vídeo, que explica la contienda a dos combatientes que participaron en ella, funciona en cambio como una señal de alerta sobre el envejecimiento de la población. Los centenarios definirán el paisaje futuro, siempre que el transhumanismo no triunfe antes y sustituya a los humanos por robots con un mínimo de inteligencia artificial.

Al margen del error de comunicación del Gobierno y de los silencios culpables, el vídeo demuestra que la Constitución se edificó sobre un solar preexistente. Dicho con brutalidad, el consenso en Alemania es superior en contra del nazismo, porque Hitler no nombró a su sucesor sin controversia. Los temores expresivos producen una perplejidad adicional, al detectarlos en quienes no tienen ningún problema en denunciar un golpe de Estado en Cataluña. En cambio, se muestran tan reticentes como delata el encuentro de los dos ancianos, cuando el calificativo golpista ha de utilizarse para definir la sublevación del 18 de julio. La Guerra Civil es la gran ausente de un vídeo que la conmemora.

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