No hay noticia comparable
ni ayer, mañana ni hoy
que el lloriqueo sentido
por don Mariano Rajoy;
aunque alguno habrá, seguro,
que por malmeter tan solo
asevere con malicia
que no es Mariano, es Manolo;
Otros, sin duda perversos
y repletos de maldades
dirán que M. Rajoy
ahora se llama Melquiades;
Y el colmillo retorcido
y la más amarga hiel
sostendrán sin rubro alguno
que no es Mariano, es Miguel.
Qué sensación da
que te quieran atrapar.
¡Es horrible!