Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Memorias de la cocina

Una cocina con identidad propia (II)

Una cocina con identidad propia (II)

En el artículo anterior decíamos que pese a no negar espacios comunes con otras cocinas, en especial de la zona Mediterránea, creemos que la nuestra tiene entidad propia, basándonos en detalles que la hacen diferente.

La intención de hoy es hablar de una cocina, que a pesar de ser única y diferente -aunque no necesariamente la mejor- ha sido desde siempre absorbente e integradora. Desde sus inicios, nuestro pueblo fue permeable a los cambios introducidos por la inercia de la historia de la humanidad, antes centrada en la cuenca de nuestro mar y, años más tarde, abierta al Nuevo Mundo.

Hemos integrado platos provinentes de la cultura egipcia, hebrea (empanada, ensaïmada), romana (gran variedad de frutas, farinetes), griega (hierbas aromáticas, panes), bizantina (purés de legumbres), árabe (que significó un compendio de todas ellas), peninsular española, y catalana, tras la conquista de la isla en el siglo XIII. El Nuevo Mundo supuso el último empujón para conformar una cocina propia: ¿Qué sería del tumbet -nuestro estandarte internacional- sin patatas, tomates, pimientos y calabacines?

Quizás han sido los últimos años de nuestra historia más de capitulación de que de integración. Cocinas foráneas y exóticas suplieron la nuestra ante una total indiferencia. Algunos -jóvenes, en su mayoría- intentan últimamente salvar los trastos. Que no es poco. Open Game.

Compartir el artículo

stats