La ubicación de la viña tiene una influencia vital a la hora de con seguir el vino deseado por el enólogo, y que complazca tanto a su bodeguero como a sus clientes, ya que la climatología y los suelos de la misma son los que influyen en el resultado final. Influencias que se ponen en evidencia en Formentera, tierra vinos propios desde tiempos antiguos. Hace 18 años, la bodega Terramoll con sus once hectáreas de viñas iniciaron una aventura que sigue con viento en popa, ubicándose cerca de la Mola y su faro, dominando una amplia panorámica costera. Uno de sus vinos más novedosos es el tinto joven Es Virot, en su añada 2015, elaborado con las variedades francesas Merlot y Cabernet Sauvignon, con una corta crianza de tres meses en barricas galas. Destaca su tono rubí profundo. Ya en nariz asoman recuerdos de frutas negras maduras y de la amar, con notas a madera. Su paso por la boca es tan intenso como sentido, con largo y sentido retrogusto.
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La cata