O lo que es lo mismo, Antikatoptrismos, en griego, espejismo, porque en eso se quedó la lección de dignidad del pueblo griego, su "no" rotundo al programa de más de lo mismo, recortes y austeridad que le proponían sus socios europeos. Un no valiente y rotundo, expresión de un País que prefiere morir de pie a seguir sufriendo y malviviendo de rodillas. Pero está claro que la opinión, la voluntad de los griegos, se la pasan por el forro los jerarcas de Bruselas, FMI, BCE, extroika o quien sea. ¿No os gusta lo que os proponemos?, pues doble o nada, o sea, de Guatemala a Guatapeor.
Digamos también que Tsipras ha jugado con juego, y le ha salido el tiro por la culata. Puede que por una parte su rol de líder, de defensor del no, se viera momentáneamente reforzado, pero su capitulación posterior, el tragar con los sapos de la nueva protesta, la rebelión en su propio partido y el reajuste ministerial que ha tenido que hacer, no hacen sino confirmar que lo suyo fue un farol, y la jugada le salió mal. Porque aquí todos estaban convencidos de que al convocar el referéndum, lo hacía con algún as escondido en la manga, con un plan B, o P, pactado con Putin o con Pekín, para incomodar, y evidentemente, asustar a sus socios europeos. Pero no, la cosa quedo en un bluf, y aquí seguimos entre el desencanto, el desencuentro y el desapego hacia una Europa despótica, que hace y deshace a su antojo, dictando, con bastón de mando y ordeno, siempre con la amenaza del Grexit. Y encima, por si faltara, los daños colaterales del corralito, o del corralazo, amplificado hasta la saciedad por la prensa europea, tres semanas, en plena temporada turística, el ultimo maná de los helenos, que ha provocado un aluvión de anulaciones, la ocupación hotelera por los suelos, y los ánimos a la par, que julio se da ya por perdido y las perspectivas para Agosto no son mejores.
Y sin embargo, la gente trata de sacarlo adelante „al menos en estas maravillosas islas„, no se ven malas caras, no han perdido la sonrisa (otra cosa es la esperanza) e incluso los hay que vacilan, como el otro día un pájaro que andaba por Fkikes, un pequeño puerto de Ítaca, con un fajo de los antiguos dracmas, como diciendo, preparaos que esto del euro se acaba. Estamos viviendo en parte una cierta mistificación, o mitificación si lo prefieren, de la antigua moneda, una nostalgia como de si realmente con ella se hubiera vivido mejor. Pero a la vez, como les contaba hace un mes, siguen las fiestas en los pueblos, las verbenas, los panegiris, como si la crisis no fuera con ellos, una cosa es lo terrible de la situación, y otra, más antigua y noble, las tradiciones. ¿Y entonces que hacen? Pues ponerse a bailar, como aquel increíble Alexis Zorbas de Nikos Kazantzaki, al mal tiempo buena cara.
Ellos están desbordados e impotentes ante la avalancha de nuevas medidas que se les vienen encima (como las nuevas subidas del IVA en el sector turístico, el único que aun funcionaba) que no harán sino agravar la situación. Todos saben que ese no es el camino, y hasta los "sabios" del FMI han reconocido que es imposible que Grecia cumpla con sus deudas. Está claro que este país tiene que reinventarse, que necesita una remodelación/reestructuración a fondo y en todos los sentidos del término, pero eso no se hace ni en cuatro meses ni en tres años y menos con una pistola en la sien. Desde el inicio de la agonía, hará ya ocho años, todo ha ido de mal en peor, y pese a ello esa ficción que llamamos Europa, o Comunidad Europea, sigue emperrada en marcar una línea, en creer en una política económica que a todos visos ha fracasado.
Solo me acabe añadir que si tenían pensado venirse este verano a Grecia, háganlo, por favor, sin miedo, no se arrepentirán, les van a recibir con los brazos abiertos, el sentido de la hospitalidad sigue siendo aquí sagrado.
