Diario de Mallorca

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La nata y la flor

La fiesta del año

Un año más, y ya van seis, la fiesta de verano de La Nata y la Flor reunió a una buena representación de la sociedad mallorquina, esta vez en un marco incomparable y único, la terraza Starck de Port Adriano, uno de los lugares más exclusivos del Mediterráneo, convertido en el salón perfecto donde celebrar con cuatrocientos invitados, seguidores y amigos de La Nata, seis años de trabajo y saber vivir

Solo se me ocurre una palabra para describir lo que sentimos todos aquellos que hacemos La Nata y la Flor, y es gratitud, que es un sentimiento compartido con nuestros amigos, los que año tras año nos acompañan en la que ya es una de las citas obligadas del calendario social mallorquín. La fiesta de verano de La Nata, que este año celebraba su sexta edición, sirvió para dar las gracias a mucha gente que esforzándose en ocasiones hasta la extenuación hace que la vida de muchos sea más bonita, digna de ser vivida. No es poca cosa, así que cualquier celebración es poca. Hay que decir que este año nos hemos superado, colocando el listón muy alto pero la situación y la ocasión lo merecían. Una convocatoria de infarto con algunos de los nombres que más relumbrón dan a la sociedad mallorquina, muchos intelectuales y artistas, mujeres y hombres bellos, vestidos y joyas maravillosas y un marco bellísimo que se iluminó más todavía con un montaje excepcional que nos dejó a todos boquiabiertos.

La cita era a las ocho y media en la Terraza Starck de Port Adriano, el último gran puerto deportivo del Mediterráneo obra del genio de la arquitectura francés y el empeño de la familia Zaforteza. La historia de esta fiesta comenzó hace muchos años, durante una cena en la que Antonio Zaforteza Rodés me enseñó el proyecto magnífico que se estaba gestando en Port Adriano. Toni me pidió discrección y que la noticia, sin duda importante, no transcendiera a los medios hasta que estuviera conclusa. Mi respuesta, estupefacta por supuesto, fue que mantendría la boca cerrada pero que mi mente, que es libre y peligrosísima, ya estaba ideando una gran fiesta en ese lugar que prometía mucha magia. Inaugurado el Port con la presencia de Philippe Starck, los amarres a rebosar de grandes barcos y los locales comerciales funcionando, era el momento oportuno para que ese sueño primitivo se hiciera realidad. La espera ha valido la pena. Es aquí cuando quiero recordar la figura de Juan Zaforteza, ya fallecido y que junto a su sobrino Antonio Zaforteza Rodes, fue alma de esta casa que en la noche del jueves nos acogió con una generosidad y una elegancia inauditas. De alguna manera, en Port Adriano nos sentimos en casa porque hemos formado parte de su historia. Es un orgullo que así sea. Antonio no pudo estar presente pero, en su lugar, su madre Dolores Rodes y su tía Maribel Pizá actuaron de magníficas anfitrionas de una fiesta que ya es de muchos. Para no enredarme con sentimentalismos iré al grano, a contarles como la vivimos los que estamos todavía en condiciones de contarla, porque he de decirles que la noche fue larga, larguísima, y se hizo corta, cortísima.

El espectáculo comenzaba con la llegada al puerto, al atardecer, con el sol regalando su luz más hermosa. Sobre las cubiertas de los barcos de lujo brillaban reflejos que auguraban muy buenos presajios. Aparcado el coche, una alfombra conducía a los invitados a la escalinata de entrada y acceso al piso superior, alfombrada en rojo de Oscar, por supuesto. A sus pies, un grupo de actores ataviados a la marinera lanzaban piropos encantadores a los que iban llegando, luciendo en la mayoría de los casos sus mejores galas. Se pedía traje largo para las mujeres y smoking o traje oscuro para los hombres. La inmensa mayoría cumplió con el protocolo, digo más, la inmensa mayoría se superó. ¡Qué bellezas desfilaron esa noche de fiesta grande por la alfombra roja! Ya les contaré con más detalle, aunque hoy no es Nata de negritas, es más que nunca una historia que se cuenta en fotos maravillosas que hablan por sí solas. Los más puntuales, como cada año, Tumi Bestard y su esposa Olga, siempre elegantes y dispuestos a dar lo mejor de sí mismos para con los demás, y tras ellos un río de gente con ganas de divertirse. Servidor esperaba como ya es tradición frente a un photocall magnífico creado para la ocasión en el que destacaban los logos de las marcas que junto a Port Adriano han querido colaborar para que todo fuera posible. El hotel Port Adriano, Nicolás Joyeros, Llongueras Élite, Aqua Aquae, Isabel Guarch, Rialto Living, Lavazza Café, Porsche, que colocó unos coches apetitosos junto a un stand de gafas que algunos aprovecharon para posar como estrellas, caso de Javier de Miguel Coll y de su primo, que posaron como los ven de atractivos luciendo lo mejor de si mismos junto a un servidor que para la ocasión lució un smoking creado a medida. En realidad estábamos viviendo una gran película. Servidor eligió para que la historia fuera redonda una chaqueta de smoking blanca, de lino, cortada a medida por el sastre de Scalpers, un maestro de la costura para hombres que vistió a muchos de los invitados masculinos. Jaime Colomar que quiso llevar un traje clásico de la casa estaba impecable, y también Víctor Cuevillas, Jorge Sainz de Baranda, o Marcos Ybarra que eligieron smoking clásico de chaqueta oscura y solapa de seda, la opción triunfadora.

El momento photocall es increíble, de repente commienzan a llegar hasta uno multitud de caras queridas más guapas que nunca, y los piropos, las fotos y las novedades se suceden. Me encantó ver a Antonio de Villalonga Zaforteza acompañado de su novia, Mabel Gayá, una bellísima joven mallorquina que deslumbró con su elegancia. Tras las fotos de rigor viví uno de los momentos más emocionantes de mi vida, hablar a todos nuestros invitados, a pecho descubierto, de lo que significan para mi estas páginas y al hacerlo recordé a todos los que hacen que no decaiga. Frente a mi Dominik Stauffenberg y mi hermana Àngels Mercer, con un Cortana espectacular en verde agua y joyas deslumbrantes de Tamara Comolli, la joyera más cool del mundo que crea piezas de altísima joyería con el desparpajo de quien sabe que el lujo está en lo que no se ve pero se nota. Esto lo sabe muy bien Nicolás Pomar que la conoció en Miami y la fichó en exclusiva para vender sus piezas en Palma. Da la casualidad que la joyera es una gran amiga de la familia Stauffenberg Hohenzollern. Esta semana presenta su colección en Palma, en GB Gallery con un fiestón que promete. Nobleza y joyas siempre se han llevado bien. Hubo muchos vestidos de la gran Rosa Esteva ´Cortana´. Vistieron de la creadora mallorquina, Ana Zacher, elegantísima en un largo ceñido al cuerpo con bajo acampanado y del color del champán en encaje de bruselas, su marido el fiscal Pedro Horrach estaba muy elegante de smoking clásico, son una pareja estupenda, la señora de Salleras, estupenda en color vino, Dolores Luque que rescató su vestido de novia acortándolo un poquito, mientras su hermana gemela se distinguió con un modelazo en negro elegantísimo. Destacó una vez más la elegancia impecable de Chisca Ozonas Morell, o la incombustible belleza de la diseñadora Alma López, que estaba bellísima. También Cristina Macaya y Maite Arias dieron el do de pecho con vestidos de verano largos larguísimos acompañados de los complementos perfectos o la maravillosa modelo Ilona Novackova que se decidió por un modelo en rosa ceñidísimo al cuerpo, con escote de infarto, y unas joyas en brillantes deslumbrantes. Manuel Piñera, empresario y gran amigo, además de mejor persona vino expresamente desde Madrid para no perderse una noche en la que algunos también honramos al Rey Don Juan Carlos, que justo un año antes había firmado, el mismo día y casi a la misma hora su abdicación.

Tras mi discurso, en el que pedí a todos que apoyaran a los periódicos y a los periodistas porque sin ellos en la calle no somos nadie, literalmente no existiríamos, ni en lo bueno, ni en lo malo, pude dar las gracias a Belén Bobes, y a dos mujeres que han hecho lo imposible para que hoy sea el hombre más feliz de la tierra, Paloma Lemm y Cristina García, de Port Adriano, al equipo Kapta, la empresa organizadora de eventos con sede en Madrid que se encargó del montaje. No era sencillo. Ana Iglesias y Alfredo Flórez hicieron un gran trabajo. Trabajo de precisión y control que merece un homenaje de todos. Pasaba de todo sin que aparentemente pasara nada. En un rincón Nathalie y Tim Liesenhoff se divertían y seguramente eran conscientes de que gracias a ellos mi cara relucía. Por la tarde, había pasado por manos expertas de la Marigan Clinique. Se sirvió la cena, en mesas distribuitribuidas entre los restaurantes del Puerto. El Coast by East sirvió sushi con un cocinero haciendolo a la vista de todos, el Sansibar Wine sirvió salsicha de curry a la barbacoa, Bruno sirvió gazpacho y su famoso pica pica, el Harbour Grill se lució con Tostas de centeno y queso cremoso con ceceina, Giuseppe lo hizo con minis vol-au-vent con salsa de trufa negra y rollitos de primavera devrape y gambas con chile, la Marisquería El Faro sirvió boquerón y calamar a la flamenca y mejillones mariandriano, casi nada, la Trattoria Vino del Mar sirvió atún abrazado en 5 pimientas y vitello tonatto mientras la Cantina de Port Adriano quiso deleitarnos con un jamón de bellota que quitaba el sentido. También sirvió pulpo a la mallorquina. La terraza de Port Adriano encantó con sus cucharitas de taco de salmón marinado en soja y los montaditos de paté casero trufado. Para finalizar postres de Pizzería La Oca, Lemon curd, brownie y tarta de zanahoria. Yo, lo digo en serio, escribo y sueño.

Se dio la feliz circunstancia de que ese mismo día la gran Lucila Siquier celebraba su cumpleaños así que quisimos sorprenderla con una tarta y un cumpleaños feliz que era el de todos. ¡Un momentazo en el que la emoción se confundió con la admiración que me causaron los pendientes de brillantes que lucía! Adoro a Lucila y a esa mente privilegiada que la acompaña. A todas estas aparecieron dos parejas de novios que acabaron medio desnudos sobre el escenario, unas cantantes de los 50 interpretando temas míticos de la Mallorca romántica de las peliculas de los 60. Sonó música de los ochenta y los noventa y se desató la locura en la pista de baile, situada junto a la inmensa barra de bar, y enmoquetada en negro. El sonido era perfecto y las actuaciones que siguieron más todavía. De repente, aparecieron unos inmensos avatares que causaron admiración y una locura de selfies que inundaron las redes inmediatamente con el Hastag #lanataporadriano triunfando. En una de las zonas de relax, con sofás comodísimos la familia De Juan Brady casi al completo se divertía con la elegancia que siempre les caracteriza. Son estupendos. Donna Brady, con un vestido en rojo sangre estaba maravillosa, y también su hermana y sus sobrinos, todos con una simpatía y un encanto que se contagiaba en una especie de fiebre que iba in crescendo a medida que avanzaba la noche. Porque a todas estas, servidor, estaba obnubilado admirando botonaduras de brillantes fabulosas en las pecheras de las camisas mejor cosidas. Soberbios los de Antonio De Juan Brady y la botonadura de Luis Olivar O´Neill, caixer senyor de Ciutadella en tantas ocasiones y una de las personas más divertidas de esta noche única que les cuento. La gran barra sirvió copas y más copas, la musica sonó y sonó y nosotros bailamos y bailamos, algunos hasta la extenuación, en un ambiente de película que continuó hasta que cayó el telón de una jornada única. E irrepetible. Junto a la puerta de salida un photocall en forma de barco despedía a los invitados que quisieron inmortalizarse como figuras de los cuarenta en plenas travesía. ¡Hay imágenes divertidisimas! Vi en las redes una foto de Alberto Seguí con su novia Soraya Moussaoui posando en el barquito que vale un mundo. O dos.

Quedaban todavía más sorpresas para los que poco a poco iban abandonado el espacio para dejarnos su recuerdo. En la llegada algunos, nada más ascender las escalinatas se encontraron con un libro de firmas primorosamente elaborado por manos artesanas. Un libro para el recuerdo en el que, los que se dieron cuenta, fueron dejando sus deseos, buenos deseos, para esta Nata que al parecer ha llenado muchos vacíos en los años más duros de la crisis económica, una Nata que ha estado con los que más tiene pero también con los que más necesitan, porque donde nos piden que estemos para ayudar allá que vamos. Somos un altavoz enorme para dar a conocer de una manera amena el trabajo inmenso de las Ong´s, muchas cuya única forma de visibilidad es dar una gran gala o una simple merienda, y que encuentran entre estas páginas el eco que merecen. Marieta Salas, por ejemplo, que vive entregada a Es Refugi, o Tomeu Català, de Projecte Home Balears, representado por Lino Salas, su mano derecha, o Liz Homberg, de Rana, o tantos y tantos que no pudieron estar presentes siempre han sido prioritarios, al igual que lo son todos aquellos que se esfuerzan abriendo mercado, engrandeciendo la oferta turista o comercial, en muchas ocasiones invirtiendo hasta el último de sus ahorros. Todos son y serán protagonistas de La Nata. A cambio de nada, sin pactos ni imposiciones, desde la libertad más absoluta que regala DIARIO de MALLORCA cada domingo. Es precisamente por eso que en mis palabras de agradecimiento me atreví a pedir el apoyo de todos aquellos empresarios que pueden ayudarnos con su apoyo a seguir adelante. Hay que implicarse para que lo bueno pueda seguir contándose. De hecho, estas páginas de sociedad nacieron en el momento en que germinaba la peor crisis económica de la historia moderna, y nacieron siendo un bebé de poco peso que apuntaba maneras de gigante, por eso, por las ganas que muchos tenemos de ver, en tiempos muy duros, la parte más amable de la vida, evadiéndonos por unos instantes de una realidad demasiado pesada viendo como la gente pone al mal tiempo buena cara.

Aquí, en estas fotos, salen los empresarios que generan puestos de trabajo, como Toni Iglesias, de Llongueras Élite, imparable, o Santi Cebrián y Laila Kachán, o mi amiga María Juan de Sentmenat, a la que tanto admiro, ustedes que me leen cada domingo ya saben muy bien por qué motivos. Esa noche estaba espléndida con un vestido de Cavalli y joyas de Aristocrazy. Un águila majestuosa colgaba de su cuello y unos aros recogían la parte alta de su oreja, como si fuera dura y dulce. O sea, como ella es. Patricia Conrado, apareció blanca, con una túnica preciosa, María Varela de Limia, Núria Monforte de Marimón, Elena Cañaveral, las hermanas Marqués, las hermanas Gaby y Sandy Bianco, Neus Cortés, Jero Martínez, más guapa que nunca, o la elegantísima Carmen Planas Palou, dieron muestra de que cuando se quiere se puede. Y yo quiero.

Los invitados se llevaron de recuerdo una vela que podrán encender cada vez que necesiten un poco de luz, cada vez que necesiten saberse importantes para alguien, porque aunque hoy su nombre no haya aparecido en estas líneas, breves para tanto como hay que contar, para nosotros sois importantes, más de lo que podéis imaginar. Dadle a la vela de La Nata servida en bolsita de oro y soñad que la vida es muy bella. Y si no, debería serlo.

En el momento de la recapitulación de lo que ha sido este año social vienen a mi mente noticias que desde aquí, desde La Almudaina, han dado la vuelta al mundo. Exclusivas como la única foto de la boda de James y Sofía Blunt, muchas novedades entorno a la Familia Real Española, descubrir que Sofía Palazuelo salía con el heredero de la casa de Alba o callar para seguir contando han sido motivos más que suficientes para que esto que tienen entre las manos tenga también sentido.

Si me piden que me quede con un momento de la noche del pasado jueves dejen que elija uno muy especial, el del silencio y el de los aplausos, y el de la llegada a casa con la imagen de una persona a la que quiero dedicar esta Nata especial, un señor de señores, Mundo Palou de Comasema, que nos dejó demasiado pronto, o la del conde Dominique de Gruere, que también se fue por la puerta grande. A nuestra fiesta asistió su viuda, una mujer maravillosa, Marie Gruere, condesa de la vida con una vela cerca a punto de ser encendida. ¡Hasta el año que viene!

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