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Desde Grecia

Cacofonía

Cacofonía

Llevo ya casi dos meses aquí y seguimos en las mismas, tensas e interminables negociaciones entre Tsipras/Varoufakis y la extroika, un dialogo de sordos, una autentica cacofonía „por utilizar un término de origen griego„ sin visos de solución inmediata y, teóricamente, poco tiempo ya por delante para salir del paso, o para que Grecia salga del euro. E incluso en estas islas paradisiacas, en mi querido Jónico, se respira un ambiente de crispación, el personal está inquieto, la temporada pinta mal, un mayo muy flojo y un junio pálido, como premonición de un verano inquietante. Muchas reservas anuladas como respuesta a ese primer plano que ocupa el "problema" griego en toda la prensa europea.

Los locales lo consideran como una maniobra de intoxicación, una conspiración (urdida por los medios, controlados por los países fuertes de la UE) para forzar aun más la mano en las negociaciones, debilitando la "única" industria aun rentable, la entrada de dinero fresco proveniente del turista. Un dinero que, de momento, ha permitido a los habitantes de estas islas, lidiar en cierto modo la famosa "crisis" que tan duramente ha azotado al país durante el último lustro. Esa crisis que hasta ahora parecía ser una exclusiva de la capital, de la megalópolis de Atenas y de las otras dos grandes aglomeraciones urbanas, Tesalónica y Patras, se cierne como una real amenaza justo cuando todo parecía apuntar a una mejoría, la famosa, y manida, luz al final del túnel que se vislumbraba más cercana que nunca. De repente, esa esperanza, se ha quedado en una ilusión óptica.

Les cuento lo que veo, lo que oigo, y de verdad que por primera vez noto un pesimismo, un cansancio, que se añade a la desilusión, al desencanto, al extraño sentimiento de verse abandonados por Europa. Una Europa altiva e intransigente que sigue exigiendo más sacrificios, mas ajustes. También una sensación de resignación y de hastío, que se resume en una frase que resuena de cada vez con más fuerza: "Si no nos quieren, salimos, pero que lo digan claro y alto, y se dejen ya de tonterías". Pero a la vez, también son conscientes de que fuera del euro debe hacer mucho frio, y así estamos, seguimos entre tinieblas, con división de opiniones entre una corriente patriota, soberanista, dignidad ante todo y otra, más moderada, quizás más realista, más consciente del caos que supondría una ruptura traumática, un salir a las malas por la puerta de atrás. El penúltimo punto de desencuentro se centraba en el tema de las pensiones medias, demasiado elevadas, las griegas „según el FMI, Banco Central, y comisión del Eurogrupo„ en relación al PIB del país heleno y comparadas con las del resto de Europa. Puede que sea el caso de las prebendas de algunos "superfuncionarios", y me refiero a políticos y otros altos cargos, disfrutando ya de prejubilaciones doradas. Pero la realidad que yo conozco, las pensiones de marinos, pescadores, y no hablemos ya de las de viudedad, son de autentica miseria, de vergüenza.

Ese es el ambiente que se respira aquí, ahora, todos pendientes de esa cuenta atrás, esperando que el milagro se produzca. Menos mal que en unos días tendremos la mágica noche de San Juan, la vida sigue, y la primera verbena, el primer Panegiri del verano volverá a celebrarse por todo lo alto en la minúscula Kastos. Tras unos años de "carestía" musical, solo un DJ animaba tímidamente el baile, y el personal circulaba desorientado de un local al otro, la comisión de festejos de la isla acaba de anunciar que este año tendremos de nuevo orquesta, sonará de nuevo el clarinete y el acordeón, y la madrugada se llenara de nuevo de risas, de brindis y de canciones. No pienso perderme la fiesta, no sea cosa que sea la última. Buen San Juan y kalo kalokeri, ¡buen verano!

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