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Juan José Jiménez, padre del legionario mallorquín muerto de un disparo durante un ejercicio: «No soy yo el que mancha el prestigio de la Legión, son ellos»

La investigación demostró que la muerte de su hijo estuvo rodeada de irregularidades, pero la sentencia solo condenó a uno de los acusados, a una pena mínima.

«Fue un corporativismo mal entendido que no hace ningún bien al Ejército»

Juan José Jiménez, padre de Alejandro, el legionario fallecido en 2019.

Juan José Jiménez, padre de Alejandro, el legionario fallecido en 2019. / X.P.

Xavier Peris

Xavier Peris

La sentencia por la muerte de Alejandro Jiménez, el legionario mallorquín de 21 años que recibió un disparo de su propio sargento durante unos ejercicios en Alicante en marzo de 2019, condenó al autor material a dos años y ocho meses de prisión por este hecho. Los otros seis militares acusados de múltiples irregularidades fueron absueltos. El padre de Alejandro, Juan José Jiménez, recurrió para pedir condenas más severas para todos. La vista en el Tribunal Supremo se celebrará en dos semanas. Mientras tanto, el programa Salvados de La Sexta emite esta noche un reportaje sobre la muerte de Alejandro y las presiones que sufrió el único legionario que rompió la ley del silencio. 

El día 21 se celebrará la vista por el recurso a la sentencia por la muerte de su hijo.

Sí, en el Tribunal Supremo, en Madrid. Aquí llegamos con los hechos probados de la sentencia, con los cuales estoy de acuerdo en un 90% . Y tanto la fiscalía como la acusación particular y las defensas expondrán los argumentos de sus recursos. Esto lo que tiene de bueno es que rompe el corporativismo del tribunal militar.

Porque la sentencia del tribunal militar consideraba probadas todas las irregularidades que rodearon la muerte de Alejandro, pero luego absolvía a la mayoría de los acusados.

Así es. Por ejemplo, el capitán reconoció ante el juez que él había mandado saltarse el precinto policial, hacer una reconstrucción antes de que llegara la Guardia Civil y luego ordenar a los soldados que alteraran sus posiciones. Eso es un delito, pero no le ha caído ni un día.

Ustedes reclaman una pena mayor para el sargento que disparó a su hijo por homicidio doloso y abuso de autoridad. Y al resto les acusan de encubrimiento, obstrucción a la justicia, desobediencia y delitos contra la eficacia del servicio.

El capitán tuvo la desfachatez de decirles a los soldados que dijeran la verdad a la Guardia Civil, pero que cambiaran sus posiciones finales en la reconstrucción. No sé cómo encaja eso con decir la verdad. Y el sargento, pese a que los peritos de la Guardia demostraron en el juicio que el tiro que mató a mi hijo había salido de su fusil, mantuvo en todo momento que él no había disparado. 

Usted quedó muy decepcionado con esa sentencia.

Creo que un tribunal civil le hubieran impuesto una condena más severa, porque la acción del sargento no tuvo justificación. Si hubiera sido un accidente, todavía lo entendería, pero es que cuando el sargento disparó a mi hijo el ejercicio ya había terminado. Alejandro estaba rodilla en tierra con el arma rendida, apuntando al suelo. Si el ejercicio ya había terminado ¿por qué sigue disparando? Y el teniente, que estaba detrás de él ¿por qué le deja?

Están todas las irregularidades que conducen a la muerte de Alejandro, pero luego todas las que cometen después.

Yo creo que al principio no sabían lo que había pasado realmente. El único que lo sabía era el sargento. Pero sí sabían que se habían hecho cosas mal y desde el principio mienten, desde el momento que dicen que a Alejandro le había entrado un rebote por la axila, cuando le habían taponado la herida en el pecho. 

Todas las maniobras de ocultación se hicieron para tapar otras irregularidades, como que los dos pelotones habían abierto fuego simultáneo en contra de las instrucciones del capitán, y que este no estaba presente.

Sí, puede que no supieran lo que había pasado, pero desde el principio trataron de entorpecer la investigación. No entregaron todos los fusiles a la Guardia Civil, porque les dicen que les dan solo los fusiles que habían participado. Pero la Guardia Civil no les cree y piden una orden judicial para que les den todas las armas presentes en el campo de maniobras. Y menos mal, porque el fusil del sargento era uno de los que no les entregaron, porque él decía que no había disparado.

Intentó eludir su responsabilidad desde un principio.

Él lo sabe desde el principio, él vio por la mira de su fusil a mi hijo cuando disparó. La Guardia Civil recogió siete vainas de su fusil. Disparó al menos siete veces en abanico, según han demostrado los peritos de balística. Pero sigue jurando y perjurando que él no disparó. 

¿Cómo afronta el recurso? ¿Tiene esperanza de que prospere?

Sí, pero mi esperanza es muy triste, porque me habría gustado no tener que llegar hasta aquí. Estoy esperanzado porque la sala del Tribunal Supremo que valorará los hechos probados está compuesta por tres civiles y dos militares. Mi esperanza es que vean la tremenda injusticia que cometió el tribunal militar de Sevilla con mi hijo. Que vean que no soy yo el que está manchando el prestigio de la Legión, sino ellos, al tratar de taparlo.

¿Algún representante de la Legión o del Ejército se puso en contacto con usted para ofrecerle una disculpa?

No, y al intentar evitar dar explicaciones sobre estos asuntos y pedir perdón, se equivocan. Aquí existe un corporativismo mal entendido, porque yo en ningún momento voy contra la Legión. Yo siempre he dicho que no voy a cargar contra el sueño de mi hijo. Yo voy contra unas personas que no han sabido comportarse de acuerdo a su juramento. Y esta sentencia no les hace ningún favor ni la Legión ni a las Fuerzas Armadas.

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