Un empresario aceptó ayer en la Audiencia de Palma una condena de un año de prisión por falsificar en varios documentos la firma de un trabajador al que había despedido. El hombre se declaró autor de un delito de falsedad documental y estafa procesal tras alcanzar un acuerdo de conformidad con la fiscalía y el abogado del perjudicado, que ejercía la acusación particular.

El acusado admitió que aportó los documentos fraudulentos en un juzgado de lo social después de que el trabajador presentara una demanda por despido improcedente y reclamación de cantidad, y aceptó la pena.