Caso Abierto - Diario de Mallorca

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Tribuna abierta | ¡Adiós Polilla, adiós!

Juan Galán, guardia civil.

Nos conocimos hace 47 años en el Colegio de Guardias Jóvenes “Duque de Ahumada” de Valdemoro. Queríamos ser guardias civiles como nuestros padres. Teníamos 16 años, ¡quizás demasiado jóvenes para estar allí! Nos dábamos unos a otros el calor y la protección que añorábamos de nuestras familias. Obtuvimos nuestro primer título, el de «polilla» , un orgullo y un sello permanente para nuestras vidas. Después de un largo tiempo nos reencontramos en Mallorca donde hemos trabajado juntos los últimos 17 años.

El Guardia Civil Juan Galán era muy conocido y valorado por su amplia experiencia en la investigación y criminalística, habiendo participado con éxito en muchas e importantes investigaciones criminales que le hicieron acreedor a numerosas felicitaciones y condecoraciones, y sobre todo, al reconocimiento, la admiración y el respeto de las autoridades judiciales, sus mandos, compañeros y de otros cuerpos policiales. ¡Cuánto se perdieron los que solo te conocían en esa faceta!

Juan era una persona que reunía un gran abanico de cualidades humanas y profesionales. Era exquisito, meticuloso, constante, exigente, resolutivo y eficiente en su trabajo; siempre disponible para el servicio y para todos; atento, honesto, generoso, solidario y amable con las personas; leal, respetuoso, educado y cortés con autoridades y mandos. En resumen, un guardia civil íntegro y ejemplar.

Su plena dedicación a la Guardia Civil no le impidió ser un gran padre y esposo. Supo amar, atender y ayudar a los suyos. Se organizaba para conciliar su trabajo policial con la atención a su familia, especialmente en los últimos años, afrontando con coraje, ilusión y entusiasmo, la grave enfermedad y rehabilitación de su amada esposa María.

Ha sido maestro de muchas generaciones de guardias civiles que han pasado por la Compañía de Manacor. De él hemos aprendido todos, siempre dispuesto a colaborar y a ayudar. Sin duda habrá un antes y después de Galán en Manacor,. “Los veteranos lo sabemos y los jóvenes lo comprobarán”.

Al final te has salido con la tuya. No querías retirarte, trabajaste hasta el último día y hubo que obligarte a acudir al hospital. ¡Te has ido muy pronto amigo! Te echaremos en falta en los buenos y en los malos momentos, como tú siempre estabas «en los buenos y en los malos momentos, para todos y para todo».

Tu funeral estuvo a la altura de tu categoría humana, te acompañamos todos los que te apreciamos y queremos: tu familia, tus compañeros, tus amigos, autoridades, Policía Nacional y Local. El párroco, don Toni Amorós, impartió un hermoso sermón alabando tu valía personal y profesional que nos cautivó a todos. Y nuestro compañero Federico, tu gran amigo, te describió con unas palabras sencillas y tiernas que nos emocionaron.

Conocíamos tu valía personal, pero aún te has superado, no imaginábamos la entereza y templanza que nos has ofrecido en tus últimos días. En palabras de tu esposa, «nos ha dado consejos y fuerza y sobre todo, nos has dejado una paz que nos reconforta y nos alivia la pena».

En mi última visita al hospital traté de decirte todo lo bueno que pensábamos de ti, que te queríamos, que te echaremos de menos y otros muchos halagos y valoraciones positivas que siempre hice de ti a otras personas, pero que quizás te tendría que haber dicho más veces a la cara: “Qué grande eres, amigo. Has sido especial y brillante en la vida y excepcional en tu muerte. Siempre estarás entre nosotros”.

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