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Absuelven a un sanitario de abusos sexuales a una joven en el ‘Lluc a Peu’

El voluntario daba masajes a los marchadores en una caseta de Protección Civil, situada en Selva

Sanitarios atienden a una marchadora tras la caminata ‘Des Güell a Lluc a Peu’. | ENRIQUE CALVO

No hubo abusos sexuales de un voluntario de Protección Civil que dio masajes a una marchadora en el Lluc a Peu. El Juzgado de lo Penal numero 7 de Palma ha decretado la absolución del procesado ante la falta de pruebas que acreditaran la comisión de un delito. El fiscal solicitaba para el acusado tres años de prisión.

Los hechos por los que el masajista fue juzgado tuvieron lugar el 4 de agosto de 2019 en una caseta de Protección Civil situada en Selva. El voluntario daba masajes a los participantes en la marcha de ‘Des Güell a Lluc a Peu’. Para una de las pacientes, el tratamiento tenía una connotación sexual y denunció al masajista. Este fue detenido.

Durante su comparecencia en el Juzgado de lo Penal número siete de Palma, el voluntario de Protección Civil, asistido por la abogada Isabel Fluxà, negó categóricamente que hubiera incurrido en abusos sexuales a la denunciante durante los masajes.

De hecho, durante su alocución, el encausado subrayó que es técnico en emergencias sanitarias desde 1993 y voluntario de Protección Civil desde el año 2000 y destacó que nunca había sufrido una denuncia de este tipo.

«Ella mejoró con el masaje»

De acuerdo con su versión, el día de los hechos acababa de dar un masaje a un hombre cuando una compañera le instó a que diera un masaje a una marchadora. «Ella lloraba y dijo que había tenido que parar. Fue mejorando con el masaje y dejó de llorar», recalcó. El masajista le dijo que se subiera la malla para masajear el abductor. «Sabes hasta donde puedes llegar y punto», sentenció.

Según la denunciante, el masaje se habría extendido a los genitales y a su zona íntima e indicó que se quedó en estado de choque. Al salir, la paciente le contó lo que supuestamente le había ocurrido a una amiga y esta le insistió para que llamara a la Guardia Civil para denunciarlo.

Tres compañeras del masajista declararon durante el juicio que, mientras el acusado masajeaba a la paciente, ellas entraron y salieron de la tienda y no observaron nada raro.

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