Una de las escasas medidas positivas, más allá de las sanitarias, vinculadas a las restricciones para evitar el contagio de la covid-19 ha sido la vertiginosa caída que han experimentado este año los incendios en domicilios de la capital balear. Si en 2019 se contabilizaron más de seis mil actuaciones de Bombers de Palma, en el presente ejercicio se han reducido a menos de la mitad.
El confinamiento domiciliario durante el estado de alarma y el vigente toque de queda han sido determinantes para esta drástica disminución de los fuegos en las viviendas de la capital balear. Uno de los principales factores para la propagación de los fuegos en las casas es la ausencia de los residentes. Algo que no ha ocurrido durante buena parte del año por razones obvias.
De hecho, el mayor número de salidas de los servicios de extinción en la capital balear se concentraron en los dos primeros meses de 2010. Esta actividad de Bombers de Palma se interrumpió abruptamente a partir del pasado 14 de marzo, con la declaración del estado de alarma y el consiguiente confinamiento.
La imposibilidad de salir del domicilio, salvo para comprar elementos de primera necesidad, conllevó que los moradores estuvieran atentos permanentemente ante cualquier accidente doméstico que pudiera surgir.
Los actos vandálicos de los incendiarios de contenedor capitalizaron las actuaciones de los servicios de extinción. No obstante, estos fuegos intencionados durante el confinamiento eran muy expuestos para los pirómanos. Los residentes confinados en sus domicilios podían convertirse en testigos potenciales.
Pese a esta circunstancia excepcional, los bomberos tuvieron que realizar salidas aisladas para sofocar fuegos en domicilios. Tal fue el caso de un incendio declarado el pasado 6 de abril en una planta baja de la calle Pins de Palma. Las llamas alcanzaron grandes dimensiones, se extendieron rápidamente y media docena de vecinos tuvieron que ser desalojados. Una mujer, residente del primer piso, tuvo que ser atendida por las asistencias sanitarias por intoxicación leve.
Uno de los fuegos más relevantes que tuvo lugar durante el presente año ocurrió el pasado 29 de mayo en una vivienda de la calle Indalecio Prieto, situada en el barrio palmesano de Son Gotleu. Como consecuencia del siniestro, tres personas resultaron intoxicadas por inhalación de humo y una decena tuvo que ser desalojada.
Más salidas sin restricciones
La relajación de las restricciones de movimientos por la alerta sanitaria conllevó un aumento de las salidas del parque de Bombers de Palma. No obstante el número de siniestros y las actuaciones de los servicios de extinción distaba de asemejarse al de otros años.
Uno de los fuegos más virulentos del año se declaró la madrugada del domingo 25 de octubre en el ático de un edificio situado en el número 39 de la calle Eusebio Extada de Palma. Una mujer de 56 años y un bombero de 49 años resultaron heridos. El resultado fue tan devastador que el inmueble siniestrado quedó completamente destrozado.
La entrada oficial ayer del invierno vino acompañada por la población recluida en su domicilio con la implantación del toque de queda desde las diez de la noche. Por estas fechas, las salidas de los bomberos son muy frecuentes relacionadas con accidentes domésticos. La actual pandemia va a obligar a los residentes a permanecer las noches confinados en sus viviendas y facilitará, por tanto, que puedan dar la voz de alarma.
