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Jorge Miguel Rodríguez: "Todo lo que publicas en Internet escapa a tu control"

"No existe el anonimato en la red. Toda acción humana deja un rastro, también en el ciberespacio", destaca

Jorge Miquel Rodríguez, inspector jefe del grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional de Balears

Jorge Miquel Rodríguez, inspector jefe del grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional de Balears

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Jorge Miquel Rodríguez, inspector jefe del grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional de Balears Marcos Ollés

Jorge Miguel Rodríguez (Gijón, 1983) trabajaba como abogado en un bufete hasta que hace cinco años entró en la Policía Nacional y fue destinado al grupo de Delincuencia Económica en Palma.

¿Por qué se ha creado un grupo exclusivamente de delitos tecnológicos?

Por el aumento del número de denuncias sobre este tipo de delitos. Al depender cada vez más de la tecnología para nuestra vida, los delincuentes han visto que es un punto de compromiso y de acceso fácil a datos personales para cometer delitos. Las estadísticas del ministerio del Interior muestran que los delitos tecnológicos aumentan cada año un 100 o un 150 por ciento.

La Policía ha tenido que adaptarse a esta realidad.

Sí. La creación del grupo permite dedicar personal única y exclusivamente para la investigación de estos delitos, que son bastante complejos en muchos casos. Implica un conocimiento ya no solo del plan jurídico, sino de cómo funcionan todos los sistemas informáticos y programas. Hace falta una especialización importante para este tipo de investigaciones.

¿Qué se considera un delito tecnológico?

Por un lado tenemos los que son puramente tecnológicos: el ataque a un servidor o a un ordenador, hackear un sistema€ Hay otros que son los tradicionales pero que tienen un componente tecnológico novedoso. Si antes se amenazaba por teléfono, ahora igual es por Twitter o Facebook. Y después hay otros que ya no se cometen de la forma tradicional. El ejemplo más claro es la estafa: antes había el tocomocho, pero hoy en día casi todas suelen ser compraventas por Internet.

El abanico de delitos que se investigan es muy amplio. ¿Colaboran con otros grupos?

Así es. Con grupos como la Ufam [Unidad de Familia y Mujer] tenemos una relación muy estrecha porque hoy en día temas como el acoso escolar es bastante probable que además de en el centro educativo se extienda a las redes sociales. Entre nuestras funciones está analizar los teléfonos móviles de todas las investigaciones de otros grupos que sean necesarias en Balears.

¿Cuáles son los delitos tecnológicos más frecuentes?

Tenemos muchos casos de pornografía infantil, lamentablemente. También hay casos de sexting, que es la obtención y distribución de imágenes íntimas. Son casos de novios que se envían fotos desnudos y después rompen y las difunden, o el que mete un teléfono en un vestuario y graba a chicas o chicos cambiándose. También tenemos muchos ataques de encriptación a empresas, como el virus Wannacry. Les encriptan toda la base de datos, bloquean los ordenadores y luego piden un rescate, que suele ser en criptomonedas. Ha habido bastantes casos en Mallorca.

¿Qué hay detrás de ataques globales como el del virus Wannacry, que infectó miles de ordenadores el año pasado?

Hay grupos criminales perfectamente organizados. El afán es el lucro, ni más ni menos. Lanzan el virus, bloquean los ordenadores y quieren la ganancia del rescate. A mucha gente le compensa pagar porque necesitan el terminal con urgencia. Nosotros recomendamos no hacerlo nunca, porque si pagas una vez, te pedirán más. Las investigaciones son muy complejas, porque son personas muy preparadas, saben ocultarse, se manejan en todo el mundo, con diferentes tipos de criptomoneda y con redes ocultas como Tor. Para combatirlos hay cauces de cooperación internacional. Con las informaciones obtenidas aquí, las policías de otros países pueden detener a los autores.

¿Qué otros delitos investiga su grupo?

Por ejemplo, la sextorsión. A través de una red social te añade una chica increíblemente despampanante, al rato te propone pasarte una aplicación de vídeo y tener sexo virtual. Llega un momento que la relación se corta y te pide dinero a cambio de no difundir las imágenes a todos tus contactos.

¿Cuáles son los principales peligros a los que se exponen los menores en Internet?

En el tema sexual pueden ser objeto de ataques entre ellos mismos, por un uso indebido de fotos y vídeos. Tienen una falsa creencia de que hay aplicaciones, como Snapchat, que envías una foto y se destruye al segundo. No es así. En Internet todo se puede guardar y hay otras aplicaciones que en cuanto te llega esa foto, hacen una captura de pantalla. Un consejo que siempre damos es que todo lo que publicas en Internet escapa a tu control. También son víctimas de depredadores sexuales, adultos pedófilos que o bien solo quieren imágenes o incluso llegan a exigir citas en persona a cambio de no difundir material, lo que se conoce como grooming. El otro gran peligro es el acoso escolar. Si antes le metían una colleja a uno, ahora le dan la colleja, hacen un 'meme' y se lo pasan a todos los compañeros, lo cuelgan en Youtube...

Y la generación de los padres quizá no acaba de manejarse bien con estas tecnologías y tienen limitaciones para controlar a sus hijos.

A los padres siempre les decimos, en las charlas que damos con los compañeros de Participación Ciudadana, que les guste o no tienen que implicarse y formarse en estas materias. Igual que controlas a qué hora se va a la cama o quiénes son sus amigos.

¿Qué recursos tienen los padres para ejercer este control?

Existen programas de control parental, que permiten fiscalizar un poco las horas que el niño está conectado, a qué paginas puede acceder€ Hay también pequeños detalles que pueden marcar la diferencia, como que el ordenador esté situado en una zona común.

¿Existe el anonimato en Internet?

No. Pueden ponernos dificultades técnicas para complicarnos la labor. Es como el ladrón que robo con guantes o sin ellos. Al final, lo acabaremos descubriendo igual. Toda acción humana deja un rastro, también en Internet.

¿Hay muchos accesos ilegales a correos electrónicos?

Es una cuestión muy habitual, sobre todo en parejas en proceso de separación y divorcio. Son delitos graves, con penas de cárcel importantes. El motivo suele ser acreditar que la otra persona tenía un amante, o que gana más dinero del que dice€ Una recomendación importante es que cada uno tenga su propia cuenta de correo y el otro no sepa la clave. No hay que renunciar por nada a la intimidad personal, es importante mantenerla. Tenemos a veces casos de empresas a las que les roban información, lo que se conoce como espionaje industrial para quitarse clientes.

¿Se cometen muchos delitos económicos con las nuevas tecnologías?

Nosotros nos encargamos de los más complejos. Por ejemplo, accesos a correos electrónicos con los que luego se hacen pasar por un alto ejecutivo de una empresa o un proveedor y ofrecen negocios urgentes o piden pagos en cuentas diferentes a las habituales. A veces por no hacer una gestión sencilla, como una llamada telefónica para comprobar esa información, se cae en la estafa.

En las redes sociales son muy frecuentes los insultos y las descalificaciones. ¿Cómo se actúa en estos casos?

El código penal permite poner límites. Las injurias (insultos) y calumnias (acusar de cometer delitos), salvo que se dirijan contra funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, son delitos privados. Eso exige presentar una querella, con abogado y procurador, y mucha gente no lo hace. Son delitos que al cometerse en las redes sociales están más penados porque son con publicidad. Otra cosa es el delito de odio, que es público y perseguible de oficio, como la apología de la violencia de género o el racismo. Aquí tuvimos un caso de un joven que se alegraba en Facebook de la muerte de un policía local de Palma en un atropello. Y lo detuvimos.

¿Puede la Policía perseguir todo el odio que se vierte en las redes sociales?

En las redes sociales pasa algo parecido a la conducción, que hay gente que al entrar en el coche se vuelve tremendamente agresiva. En las redes sociales no se puede hacer lo que uno quiere ni existe el anonimato. Hacemos ciberpatrullaje para poder detectar los casos más flagrantes y evidentes. Y contamos también con la colaboración ciudadana, que es una fuente muy importante de información.

¿Qué consejos se pueden dar para evitar ser víctimas de un delito tecnológico?

Aplicar el sentido común, ser precavido y desconfiar de según qué cosas. Cualquier cosa extraña, nos debería mosquear. Tenemos denuncias de gente que ha dado por teléfono o Internet su número de tarjeta y el código de verificación a desconocidos.

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