La factura sigue creciendo. La oleada de incendios de contenedores ha costado ya más de 200.000 euros a las arcas municipales. Emaya ha tenido que reponer desde finales de diciembre 223 contenedores arrasados por el fuego, según los datos facilitados ayer por la empresa municipal, en 80 siniestros diferentes.

El grupo de Atracos de la Policía Nacional ha intensificado las pesquisas para capturar al pirómano. La investigación es muy complicada por la ausencia de pruebas físicas que permitan identificarlo, admiten fuentes policiales.

El modus operandi utilizado para pegar fuego a los contenedores lleva a la Policía al convencimiento de que la inmensa mayoría de estos siniestros son obra de la misma persona. Actúa siempre de noche y suele utilizar algún producto que le permite escapar antes de que las llamas alerten al vecindario. En algunos casos se han encontrado restos de pastillas para encender barbacoas. La Policía Científica ha tratado de extraer alguna evidencia, pero la destrucción que deja a su paso lo han hecho imposible.

El pirómano no tiene un radio de acción definido, ya que los fuegos se han registrado prácticamente en toda la ciudad, desde las calles del centro hasta los barrios de la periferia.

Los investigadores han revisado numerosas cámaras de seguridad en busca de cualquier indicio, han montado con la colaboración de la Policía Local discretos dispositivos de vigilancia para tratar de cazarlo 'in fraganti' y se han entrevistado con decenas de vecinos. Todo ha sido, por el momento, en vano.

Ante la ausencia de pruebas sólidas, los agentes del grupo de Atracos trabajan con varias hipótesis y líneas de investigación, con la esperanza de que un error delate al pirómano.