Los policías destinados en la Playa de Palma están acostumbrados a situaciones muy raras, por lo general provocadas por el tremendo consumo de alcohol de algunos de los jóvenes turistas que se concentran en la zona, pero la semana pasada se enfrentaron a un caso digno de Jason Bourne. Uno de estos chicos se presenta en la comisaría de la calle Marbella con la cara hecha un mapa. Tenía señales de haber recibido una paliza en toda regla, y con ayuda de un intérprete manifiesta su intención de interponer una denuncia. Muy bien, le dicen los agentes. ¿Sabe quién ha sido? ¿Podría reconocer al autor de la agresión? Pues no. No solo no podría reconocerlo, sino que no recordaba cómo había sido, ni cuándo, ni dónde. El joven salió de fiesta y se despertó en su hotel con signos de que le hubiera atropellado un camión, pero no podía recordar nada de lo ocurrido. Los agentes le explicaron que poca cosa podrían hacer con esos datos y le aconsejaron que tratara de hacer memoria para ampliar la denuncia.

Unos días después, una patrulla de Policía que recorre la primera línea de s'Arenal. Los agentes se acercan y le despiertan, ya que corría el riesgo de ser atropellado. El beodo reacciona como un ninja enloquecido. Se levanta de un salto y se lía a golpes con los agentes, que tuvieron que reducirle. Acabó de dormir la mona en el calabozo, acusado de atentado.

Por dos días

El pasado 24 de julio una patrulla de la Policía Local de Palma acudió a la llamada de una mujer, asustada porque su hijo, que ya ha sido arrestado anteriormente por amenazas y tiene una orden de alejamiento, se había presentado en su casa. Los agentes le encontraron en el rellano de la escalera, y comprobaron que tenía una orden de alejamiento que estaba en vigor por apenas dos días. Cuando hablan con la madre, la mujer les cuenta que tiene miedo, porque el joven tiene problemas psiquiátricos que le hacen comportarse de forma agresiva, pero les pide que no le detengan. La cuestión, le dicen los agentes, es que no tienen opción. Había quebrantado una orden judicial que le prohíbe acercarse al domicilio familiar, y aunque expiraba en dos días, tuvieron que arrestarle.

Un camión 'de frente'

La sorpresa de un conductor fue mayúscula hace unos días al enfilar la MA-19, la autovía de Llevant , en sentido Palma. La persona que iba al volante se topó con un camión que, aparentemente, venía de frente y se le iba a echar encima circulando en sentido contrario. Tras el descomunal susto inicial, el automovilista observó la situación con detenimiento y comprobó con alivio que el vehículo pesado era remolcado por una grúa y esa era la forma más cómoda de transportarlo al taller para una reparación.

Negación espontánea

El hombre que robó un tráiler en el polígono de Son Morro para ir a Son Banya a comprar droga fue localizado por la Policía Nacional poco después en el interior del poblado. El sospechoso, al advertir la presencia de los agentes y sin que estos le dijeran nada, negó su implicación: "Yo no he robado ningún camión", les dijo. Acto seguido, el hombre intentó escapar pero fue capturado poco después. Había sido arrestado ya 51 veces por diversos delitos. Unas horas después, quedó en libertad por orden judicial.

Pacto casi frustrado

Un hombre aceptó esta semana dos años de prisión por abusar sexualmente de su compañera de piso en Calvià. El acuerdo al que llegaron su abogado y el fiscal estuvo a punto de irse al traste. Cuando el magistrado relató los hechos de los que se le acusaba, el hombre reaccionó airadamente. "'¡Eso es mentira!", espetó. Su abogado pidió un receso para hablar con él y logró que volviera a entrar en la sala y admitiera su culpabilidad.