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Reportaje

El vecino que destapó el fraude en los Pullman: "Sabía que la casa no era suya"

Pablo, un residente del inmueble, avisó a otros inquilinos al constatar que el alquiler era un timo - "Al ver los enganches a la luz me di cuenta"

El actual presidente de la comunidad, Atila Fulop, y el vecino Ismael López, ayer, en los Pullman. lorenzo marina

Las sospechas de Pablo fueron determinantes para hacer caer a un expresidente de los Pullmanhacer caer a un expresidente de los Pullman, que alquilaba y desahuciaba a inquilinos de inmuebles que no eran de su propiedad. Las dudas se disiparon al acudir al Registro de la Propiedad: los pisos no eran suyos. El titular de la vivienda no era el mismo que el que decía ser el dueño. "Sabía que la casa no era suya. Avisé a otros vecinos y les dije que estaban siendo estafados", resaltó.

Las condiciones de estas viviendas delataban a las claras que habían un cúmulo de irregularidades. "Tenía la luz enganchada con la del vecino casi una década, un presidente de la comunidad de vecinos".

Un minipiso de 25 metros cuadrados lo alquilaban por unos 300 euros al mes. Además, si el inquilino al que quería echar no se amedrentaba, intentaba pagarle para que se fuera. "Me ofrecieron dinero para que me fuera. No fue Manuel, actuó otra persona en su nombre", explicó.

Tras consultar los datos en el registro de la propiedad y denunciar el fraude, Pablo se convirtió en una víctima. "Me encontré en la calle. El jugado me desahució. Menos mal que un amigo me acogió en su casa", afirmó.

El juez ordenó precintar la vivienda. Pese a ello el expresidente de la comunidad, henchido por su sensación de impunidad, violentó, presuntamente, el precinto y lo volvió a alquilar. Este hecho puso de manifiesto el entramado que manejaba para alquilar viviendas que habían sido embargadas o cuyos legítimos propietarios habían fallecido y sus herederos no los habían reclamado.

Los tejemanejes de Manuel, el expresidente, con multitud de minipisos de los Pullman y los Panams eran un secreto a voces entre muchos residentes. Aparte de los alquileres de minipisos que no eran suyos, las continuas derramas a precios desorbitados de las más variopintas reformas constituía una forma de conseguir liquidez fácilmente.

Solo en un bloque de los Pullman se considera que manejaba las rentas de 17 pisos, a los que había sumar otras muchas viviendas de los Panams y de este complejo. El consumo de los enganches ilegales a la red eléctrica corría a cargo del vecindario. Un gran número de residentes se mostró hastiado por las continuas artimañas del expresidente de la comunidad.

El perfil ideal del inquilino del cabecilla de este entramado era el de personas en situación de marginalidad o en riesgo de exclusión social. Aceptaban sin rechistar los enganches ilegales y asumían de buen grado cualquier alquiler, gracias a sus dificultades que tenían para arrendar una vivienda Estos vecinos, muchos de ellos problemáticos, exasperaban al resto de residentes.

"Fomentaba la marginalidad"

Ismael López, vecino de los Pullman, hacía ayer hincapié en una disparatada derrama a la que tuvieron que hacer frente. "Cada vecino tuvimos que pagarle 1.800 euros. Había ganado más de un millón y no se gastó ni 50.000 euros", resaltó. "Fomentaba la marginalidad", subraya.

Atila Fulop, el nuevo presidente de la comunidad de vecinos de los Pullman, asegura desconocer todo lo que ocurría en los bloques de viviendas antes de que saltara el escándalo. "Lo que ha hecho Manuel es un desastre. Nadie me dijo nada", se lamentó este profesor de educación física austrohúngaro jubilado.

Su principal obsesión ahora es lavar la cara a los Pullman y pasar página a su pasado turbulento. "Hay que acabar con la mala fama que tienen. Ahora hay mucha gente buena, con ganas de vivir en paz", subraya. Fulop considera que la ubicación de esta urbanización es "privilegiada", pero que no se le ha querido sacar partido en todos estos años. "Estamos ahora haciendo bien las reformas. Cuando estén todas terminadas, la urbanización parecerá nueva".

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