La Audiencia de Palma ha absuelto a tres prestamistas, dos de ellos exempleados de banco, acusados de estafar a un discapacitado y a su anciana madre concediéndoles créditos e hipotecando su casa que estuvieron a punto de perder. La sección segunda ha exonerado a los tres sospechosos al considerar que no hubo "engaño bastante", por lo que los hechos no constituyen un delito de estafa.

La sala destaca que no se puede concluir que los acusados, defendidos por los abogados Gabriel Garcías, Ricardo González y Guillem Cladera del bufete Barceló, utilizasen un ardid o artimaña para hacer creer cosa distinta de la realidad. El perjudicado alegó que le dijeron que le buscarían un trabajo para que pudiera pagar, pero esto no se acompañó de una puesta en escena. El joven accedió a los préstamos por sus necesidades, por la mala situación en que se hallaba su familia, pero no hubo engaño bastante.

Además, la sentencia indica que no hay pruebas que acrediten que los perjudicados recibieron mucho menos dinero del que aparecía escriturado. La declaración en el juicio del hombre, discapacitado psíquico, fue "por desgracia excesivamente parca", según la sala, y su madre murió y no declaró en la Policía ni tampoco en el juzgado. Ni siquiera se ratificó en la denuncia. "Su testimonio hubiese sido sin duda esencial para un mayor esclarecimiento de los hechos", añade el tribunal.

La Audiencia de Palma reprocha la actuación de los acusados y su falta de escrúpulos. La sala concluye que hubo un concierto con la colaboración de un banco para aprovecharse de madre e hijo y conseguir hacerse con su único bien desembolsando para ello mucho menos de su valor: "la vivienda en la que vivían, sin que para ello tuvieran escrúpulo alguno". La sentencia considera que las víctimas eran vulnerables. De hecho, esta situación de necesidad y vulnerabilidad y posiblemente también un escaso conocimiento de cuestiones legales les llevó a aceptar los préstamos. Madre e hijo cobraban pensiones bajas, tenían deudas y vivían juntos en un piso en la plaza Barcelona, en Palma. Esta vivienda fue hipotecada y casi fue subastada. En diciembre de 2007 se tasó a efectos de subasta en 125.000 euros. Dos meses antes, su valor de tasación fue de 200.468 euros.