Dos acusados de desvalijar ocho lujosos chalés en Calvià en apenas seis meses negaron ayer en el juicio en la Audiencia ser los autores de los robos. Los procesados, para quienes la fiscalía pide penas que suman más de 21 años de prisión, solo admitieron haber entrado en uno de los inmuebles del que no pudieron llevarse nada. La oleada de robos, con un botín formado por lujosos relojes, joyas y dinero en efectivo, generó una "alarma social bastante grande" en la zona, según explicó uno de los investigadores de la Guardia Civil. El agente se mostró convencido de que los dos procesados cometieron los robos: "Trabajaban juntos al 50 por ciento".

En sus declaraciones ante el tribunal, los sospechosos solo reconocieron haberse colado en una vivienda de la calle Arquitecto Francisco Casas el 14 de agosto de 2016, saltando un muro de más de dos metros. Tuvieron que irse sin poder entrar en la vivienda, ya que según contó un vigilante, la dueña había sufrido un intento de secuestro en Alemania y las medidas de seguridad eran extremas.

Los procesados se desvincularon del resto de robos cometidos desde entonces hasta enero de 2017 en chalés de Santa Ponça y Costa d'en Blanes. De estas viviendas desaparecieron numerosos relojes de marcas como Rolex, Cartier, Chopart, Hublot o Bulgari, joyas y unos 10.000 euros en efectivo. Uno de los acusados explicó que en aquella época era jugador profesional de póquer, que jugaba torneos a diario y que podía llegar a ganar unos 2.000 euros cada noche.

Las víctimas relataron ante los magistrados de la sección segunda los robos sufridos, algunos cuando ellos estaban en las viviendas. "Entraron cuando yo estaba viendo un partido de fútbol. Arrancaron la caja de seguridad que estaba anclada en un armario, la abrieron a pedradas en el jardín y se llevaron 4.500 dólares y 8.000 euros en efectivo y seis relojes valorados en unos 80.000 euros", dijo uno de los afectados. Una empleada de otro vivienda contó cómo sorprendió y ahuyentó a los intrusos, que iban encapuchados y habían destrozado ya una puerta para entrar en el inmueble.

Uno de los agentes de la Guardia Civil que investigó el caso explicó que uno de los procesados fue detenido en enero de 2017 tras ser sorprendido in fraganti en una vivienda. Este acusado delató al otro, que acudió al cuartel con una bolsa que tenía en su casa con "diez o doce relojes robados" y acabó también arrestado. El investigador se mostró convencido de que los acusados actuaban de manera profesional. "Vigilaban las casas previamente. A uno de los relojes recuperados le habían borrado ya el número de serie. No eran robos esporádicos", afirmó.

El juicio continuará hoy con la declaración una víctima que fue agredida por uno de los ladrones.