El primer siniestro ocurrió sobre las diez menos veinte de la noche del domingo en el Paseo de Illetes, en Calvià. Una mujer de 32 años que conducía bajo los efectos del alcohol perdió el control de su coche, se subió a la acera y se llevó por delante un pilón de la acera y una máquina expendedora de tiques de aparcamiento.

La mujer no resultó herida, pero cuando los agentes de la Policía Local de Calvià le hicieron la prueba de alcoholemia arrojó una tasa de 1,10, lo que supone más del cuádruple del máximo permitido, y casi el doble de lo que se considera infracción penal. Quedó detenida por un delito contra la seguridad del tráfico.

Unas horas después, durante la madrugada, se produjo otro espectacular accidente en la calle Joan Miró, en Palma. Un coche se estrelló contra un poste de madera y lo derribó. Al lugar acudieron dotaciones de la Policía Local y los Bombers de Palma, pero cuando llegaron allí los ocupantes del vehículo se habían marchado, dejando el coche abandonado. Los bomberos tuvieron que retirar el poste, que había quedado cruzado en medio de la calle y suponía un gran riesgo para la circulación, mientras la Policía inició gestiones para localizar al conductor.

Por último, sobre las nueve de la mañana se produjo otro espectacular choque en la plaza de España, en Palma. Un turismo colisionó por detrás con otro coche que se había detenido en un semáforo.

Uno de los conductores sufrió lesiones leves y fue atendido por la dotación de una ambulancia, que le trasladó a una clínica.

Los coches sufrierograndes daños y uno de ellos derramó una gran cantidad de aceite, por lo que dos de los carriles y el carril bus permanecieron cortados durante unas dos horas, hasta que la calzada quedó limpia, lo que provocó grandes retenciones en las Avenidas