La fiscalía reclama penas que suman 18 años de prisión para un joven acusado de cuatro intentos de homicidio por tirar piedras a los coches que circulaban por la autopista de Inca desde el puente de Son Cladera en diciembre de 2014. Dos vehículos, uno de ellos un coche camuflado de la Policía Nacional, fueron alcanzados por los proyectiles la noche del pasado 2 de diciembre de ese año y sufrieron la rotura de las lunas delanteras. Uno de los ocupantes de los turismos, un agente, recibió un impacto en la cabeza, por lo que resultó herido.

El juicio contra el sospechoso, de 25 años y que estuvo en prisión provisional durante un mes y medio, está previsto que se celebre el próximo miércoles en la Audiencia de Palma. El ministerio público acusa al muchacho de cuatro delitos intentados de homicidio en concurso con delitos contra la seguridad del tráfico y faltas de daños, ya que los dos vehículos que sufrieron desperfectos estaban ocupados por cuatro personas cuyas vidas fueron puestas en peligro por el lanzamiento de las piedras. De hecho, uno de los afectados, un policía nacional, sufrió una contusión facial al ser alcanzado por un guijarro que atravesó el cristal delantero del coche camuflado en el que circulaba por la autopista de Inca.

Además de la petición de condena de 18 años de cárcel para el procesado, la fiscalía también solicita dos multas de 20 días a razón de diez euros diarios, así como una indemnización de 50 euros para el agente lesionado, 386 euros por los daños en el vehículo policial y otros 384 por los desperfectos ocasionados en otro automóvil.

Los hechos se remontan al pasado 2 de diciembre de 2014, entre las diez y cuarto de la noche y las once, cuando el joven sospechoso se hallaba en el puente de Son Cladera, en Palma, situado en el Camí Nou, sobre la autopista de Inca (MA-13), desde donde empezó a arrojar varias piedras a los coches. Según la versión del ministerio público, el muchacho asumió los desperfectos materiales y personales que podía provocar con sus actos, incluidas las graves lesiones e incluso la muerte, así como el riesgo en que iba a poner a los usuarios de la autovía.

El procesado supuestamente tiró una piedra en el preciso momento en que pasaba bajo el puente un coche policial camuflado, un Citröen C4, en el que iban dos agentes. El proyectil impactó en el vehículo, rompió la luna delantera y traspasó al interior donde golpeó en la cabeza a un policía.

Acto seguido, el joven lanzó otra piedra sobre otro vehículo, un Dodge Caliber, conducido por su propietario, que iba acompañado por su padre. En esta ocasión, el guijarro impactó sobre el capó y fracturó el limpiaparabrisas y la luna delantera. Los dos turismos sufrieron desperfectos. Según la fiscalía, las piedras fueron arrojadas desde el puente a una altura superior a doce metros, lo que podía dar lugar a graves lesiones e incluso la muerte debido a accidentes de tráfico.