Un padre aceptó ayer una pena de dos años de prisión y una multa en la Audiencia de Palma por abusar sexualmente de forma reiterada de sus dos hijas, de dos y cuatro años, entre 2003 y 2007 en el domicilio familiar en la isla. El sospechoso, de 47 años, confesó los hechos ante el tribunal de la sección primera y se declaró autor de dos delitos continuados de abuso sexual.

El hombre, que inicialmente se enfrentaba a una petición de condena de 20 años de cárcel por parte de la fiscalía, reconoció que sometió a tocamientos íntimos a las dos menores durante cuatro años en repetidas ocasiones. El procesado se aprovechaba de su condición de único progenitor custodio de sus hijas para llevar a cabo tales actos. Normalmente, los abusos se sucedían en la ducha o después de bañar a las niñas con la excusa de que les tenía que aplicar crema o pomada en su zona genital al encontrarse irritada. Las víctimas sufrieron y siguen padeciendo importantes secuelas psicológicas, según la versión de la acusación pública.

El imputado cometió estos hechos a partir del año 2003, cuando sus dos hijas contaban cuatro y dos años, respectivamente, y se prolongaron hasta enero de 2007. Precisamente, pocos meses después, el 30 de marzo de 2007 un juzgado de instrucción de Palma dictó un auto en el que prohibía al padre aproximarse a las menores, así como comunicarse con ellas. En esas fechas, el Consell de Mallorca asumió la tutela de ambas perjudicadas.

Ayer por la mañana, las partes personadas en el procedimiento judicial alcanzaron un acuerdo. La fiscal realizó una considerable rebaja de su petición inicial de pena de 20 años a dos de prisión al modificar los hechos y suprimir el punto en el que el hombre estaba acusado de introducir sus dedos en los genitales de las niñas. Además, el ministerio público también apreció la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas al considerar que los hechos, pese a no ser de excesiva complejidad en cuanto a la instrucción, tuvieron una tramitación dilatada de más de seis años con periodos en los que la causa estuvo paralizada, en concreto desde el 24 de mayo de 2010 al 1 de junio de 2011.

La acusación particular, ejercida por el Consell, se adhirió a la solicitud de la fiscalía y la defensa también. Así, el padre procesado se conformó con dos años de cárcel, una multa de 18 meses con una cuota diaria de seis euros, la prohibición de acercarse a sus dos hijas durante cinco años y el pago de una indemnización de 3.000 euros a cada una por el daño moral causado.

El sospechoso actuó con intención de satisfacer su ánimo libidinoso y prevaliéndose de su condición de único progenitor custodio de sus dos hijas menores, de corta edad. Así, les realizó continuos tocamientos por la zona genital con la excusa de ponerles crema o pomada en esa parte por hallarse irritada. Estos hechos se prolongaron varios años y las víctimas padecen graves secuelas.