La fiscalía ha imputado un delito de asesinato a Juan R.T., el indigente de 44 años de edad preso desde finales de marzo de 2015 por presuntamente matar de dos puñaladas en el pecho y el cuello a Esteban Gallego Bertoni, de 24 años, tras una acalorada disputa en una casa abandonada en la que ambos residían en el barrio del Secar de la Real, en Palma. El ministerio público concretó su acusación hace varios días y le comunicó al sospechoso los cargos durante la primera comparecencia de la ley del jurado celebrada en el juzgado de instrucción número 12 de Palma, que investiga el crimen.
El presunto asesino, un mecánico que acabó en el paro tiempo atrás, está considerado en círculos policiales como muy violento y acumula 72 antecedentes en la Policía por múltiples delitos. El hombre aún no ha prestado declaración judicial. La primera vez, cuando fue puesto a disposición del magistrado de guardia tras su detención, alegó que no se encontraba en condiciones de hacer manifestaciones. La Policía Nacional sospecha que el móvil del crimen son antiguas rencillas y una enemistad entre los dos indigentes. De hecho, varios testigos de su entorno recordaron que, dos meses antes del asesinato, la víctima pegó una paliza al imputado en las proximidades del centro Ocimax, donde ambos hacían de aparcacoches, y desde entonces este se la tenía jurada.
Hace unos días, la fiscal informó a Juan R.T. de que le imputaba un delito de asesinato al considerar que concurría la circunstancia agravante de alevosía, es decir, que la víctima, el joven Esteban Gallego Bertoni, no había tenido la posibilidad de defenderse.
Ataque alevoso
La acusación pública basa sus cargos en un informe de los forenses que practicaron la autopsia al cadáver del perjudicado que desvela que se trató de un ataque repentino por sorpresa. Los facultativos mantienen que el joven fue acuchillado de forma sorpresiva en la madrugada del pasado 27 de marzo de 2015 en una casa abandonada en la que vivía en la calle Joan Mascaró i Fornés, en el Secar de la Real, en Palma. Por ello, el fallecido no pudo defenderse de su agresor. Pese a que su muerte se produjo a altas horas de la madrugada, su cuerpo no fue descubierto por la Policía hasta varias horas después, sobre las seis de la tarde de ese día 27 de marzo. Acto seguido, la Policía Local de Palma arrestó al sospechoso.
Los forenses comprobaron que la víctima había sufrido dos cuchilladas, una de degüello y otra en el pecho. La profunda herida en el cuello resultó mortal de necesidad, ya que le seccionó una arteria y le provocó una gran hemorragia. Las pesquisas apuntan a que la primera puñalada que recibió fue la del pecho y pudo ser asestada por la espalda y por sorpresa, lo que avalaría el ataque alevoso y el delito de asesinato. Además, el joven fallecido no presentaba heridas defensivas.
Los agentes creen que el acusado utilizó un cuchillo de cocina para cometer el crimen. Intervinieron dos armas blancas que la Policía Científica ha analizado.
