La familia de una anciana de Palma llevaba dos años muy preocupada. La mujer padece un importante deterioro cognitivo y fue necesario contratar a una asistenta para atenderla. Desde entonces, habían empezado a desaparecer buena parte de los objetos de valor de la señora, como joyas y dinero en efectivo. Sus allegados sospechaban que era ella misma la que los escondía debido a su enfermedad o incluso que la cuidadora se los estaba llevando. Hace unos días comprobaron que estaban equivocados. La asistenta salió a hacer unos compras y cuando regresó descubrió que la mujer no estaba sola. Encontró a dos hombres comiendo tranquilamente en la cocina. Pese a ser descubiertos, ni se inmutaron. "Somos amigos de la señora", espetaron. La familia está convencida de que son ellos los responsables de la desaparición del dinero y las joyas y tienen intención de denunciar lo ocurrido.
Eso no son obras
Un vecino de Marratxí llamó a la Policía Local para quejarse de que en la casa de al lado estaban haciendo obras y le molestaba el ruido. Era domingo por la tarde, hacía mucho calor y no podía dormir la siesta. Los agentes acudieron al lugar y llegaron a la conclusión de que no podían intervenir porque solo estaban cortando unos tablones de madera. "Esto no son obras, es bricolaje", sentenciaron.
Buenos resultados
La Policía Local de Palma está gratamente sorprendida de los resultados de la campaña de control de alcohol y drogas a conductores, llevada a cabo durante la primera semana de junio. Los agentes realizaron en total 303 pruebas, de las cuales solo diez fueron positivas. Aunque el ideal es que nadie se ponga al volante bebido o drogado, la incidencia ha sido menor que en otras ocasiones.
Un testigo chantajista
Hay quien no desaprovecha ninguna oportunidad para sacar tajada. Un hombre de 70 años presenció el pasado día 2 de junio un accidente de tráfico en Palma y declaró como testigo ante la Policía Local. Un ciudadano ejemplar si no fuera porque poco después llamó a la víctima y le pidió dinero a cambio de ratificar su versión. "Es que tengo seis hijos y quiero hacerles un regalo", le explicó. La mujer no cedió al chantaje y denunció los hechos. El hombre acabó imputado por un delito de coacciones y, aunque negó haber contactado con ella, los policías comprobaron que en el registro de su móvil figuraban dos llamadas al teléfono fijo de la víctima.
Clase magistral de robo
Un acusado de un robo con fuerza en el interior de un vehículo aprovechó su derecho a la última palabra en el juicio que se seguía contra él en un juzgado de lo Penal de Palma para impartir una clase magistral de técnicas de robo sin dejar huellas. Una de las principales pruebas esgrimidas contra él era una huella dactilar suya encontrada en un coche aparcado, donde sustrajeron unas gafas de sol y 60 euros. El encausado, con casi 80 detenciones en su haber, explicó en la sala cómo hacer palanca sin tocar la zona.
Llanto desconsolado
También en el ejercicio del derecho a la última palabra, un guardia civil para el que piden cinco años y medio de prisión por un presunto delito de torturas a un detenido en el cuartel del Instituto Armado en Sant Antoni de Portmany realizó un alegato, al término del juicio celebrado esta pasada semana en la Audiencia Provincial de Palma, y no pudo contener los sollozos mientras leía un escrito de descargo. El agente argumentó que, durante sus años de servicio, había mantenido una "trayectoria intachable", al tiempo que acompañaba la explicación con llanto. El juez sosegó en todo momento al acusado.
La delegada, con los rescatistas de la Guardia Civil
La delegada del Gobierno, Teresa Palmer, y el coronel Jaume Barceló compartieron un día de trabajo con los agentes del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil, en plena Serra de Tramuntana. La jornada le permitió a la delegada observar cómo trabajan los rescatistas de la Benemérita, que en lo que va de año han realizado 47 auxilios en montaña.
