Un juzgado penal de Palma ha condenado a un año de prisión a un hombre de mediana edad por dejar morir de hambre a su perro en abril de 2013 en un domicilio de la ciudad. El sospechoso tenía el can en un deplorable estado, completamente abandonado, desnutrido, deshidratado y enfermo. La Policía Local de Palma encontró el animal famélico en un patio de la vivienda situada en la calle Francesc Albertí. Su dueño lo tenía atado con una cuerda muy corta, por lo que apenas podía moverse y prácticamente le resultaba imposible levantarse. Los agentes lo rescataron y lo trasladaron en muy mal estado al centro de Son Reus. Allí, a los pocos días falleció pese a la atención veterinaria que recibió.

Ayer por la mañana, el propietario del can compareció en el edificio judicial de Vía Alemania. El imputado confesó los hechos ante la magistrada del juzgado de lo penal número 2 de Palma y aceptó una pena de un año de cárcel. El hombre se declaró culpable de un delito de maltrato grave a animales domésticos. La fiscalía solicitaba para él en un principio una condena de seis meses de prisión, pero la acusación popular, ejercida por la letrada Salomé Zanoguera, en representación de la Asociación Balear de Abogados por los Derechos de los Animales (ABADA), reclamaba la pena máxima por maltrato animal: un año de cárcel. Al final y tras la declaración autoinculpatoria del sospechoso, la magistrada dictó sentencia 'in voce' contra el vecino de Palma, al que impuso una pena de un año.

Además, la juez también le inhabilitó para el ejercicio de la profesión u oficio relacionado con la tenencia y comercio de animales por un periodo de tres años.

Los hechos enjuiciados se remontan al pasado 3 de abril de 2013 cuando el hermano del acusado denunció que en un patio de un domicilio de Palma un perro se encontraba con una desnutrición extrema y en un completo estado de abandono.

La Policía Local se movilizó, tras ser alertada, y acudió a la vivienda de la calle Francesc Albertí. Los agentes descubrieron el escuálido can en un patio, atado con una cuerda corta, que le impedía moverse, y constataron que estaba enfermo, desnutrido y deshidratado. Se trataba de un cruce de pitbull, que carecía de chip identificador y de cartilla veterinaria, y que estaba completamente descuidado.

Su dueño alegó que el perro se negaba a comer desde hacía cuatro meses porque estaba enfermo y dijo que no tenía dinero para llevarlo al veterinario.

Los policías trasladaron al can al centro de recogida de animales de Son Reus, donde los veterinarios confirmaron que sufría una gran pérdida de masa muscular por la falta de alimentación y estaba deshidratado. Fue sometido a un tratamiento de rehidratación y medicación, pero murió al cabo de tres días.