Una adolescente ratificó ayer durante el juicio que su padre la agredió sexualmente una noche que ambos estaban en el domicilio del hombre en Palma cuando ella tenía 14 años. La menor explicó que el acusado, que se enfrenta a una petición de diez años de prisión, comenzó a masajearle las piernas y acabó introduciéndole los dedos en la vagina. El procesado, por su parte, negó los hechos y apuntó a que todo era fruto de una venganza de su hija por haber iniciado una nueva relación sentimental tras romper con la madre.
Los hechos, según sostiene la fiscalía, ocurrieron en la noche del 11 de abril de 2012. La víctima explicó ante el tribunal que había ido a pasar unos días con su padre, separado desde hacía un tiempo de su madre. "Su novia y su otro hijo se fueron a acostar, y yo me quedé con mi padre en el salón. Estábamos viendo la tele y empezó a acariciarme los muslos. Me sentí incómoda y me di la vuelta", explicó la menor. "Entonces me giró, me sujetó las piernas, me introdujo los dedos y me preguntó: '¿Los sientes'", relató entre lágrimas la víctima.
Su madre, expareja del sospechoso, afirmó que aquella noche la llamó una amiga de su hija para que fuera a buscarla a casa del padre porque había ocurrido algo grave. "Fui enseguida y me encontró a mi hija llorando desconsolada. Me dijo que el padre la había tocado y la llevé al hospital y a la Policía. A él le pusieron una orden de alejamiento, pero se la saltaba y mi hija tuvo que irse a vivir a la península", contó.
El procesado rechazó todas las acusaciones y apuntó a una venganza de su hija por haber rehecho su vida y a los celos que sentía de su nueva pareja. "Ella solía amenazarme porque no quería que me casara con mi compañera", aseguró. Según su versión, aquella noche estaban los dos en el sofá y la menor se levantó y pegó un portazo. "Pensé que se había enfadado porque no la dejé ir a dormir con unas amigas. Entonces vino mi pareja y me dijo que le había contado que yo había abusado de ella", explicó. "Jamás le he realizado tocamiento. Jamás", insistió el acusado. El hombre señaló que todo respondía a una venganza de su hija: "Estaba en tratamiento psicológico desde que su madre y yo nos separamos. Ha llegado a cumplir sus amenazas, porque me decía que si ella no quería, yo no me casaría con mi pareja", afirmó.
Durante el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Palma declaró también un psicólogo forense que examinó a la víctima tras los hechos y la amiga que avisó a la madre de lo ocurrido.
La fiscalía solicita para el sospechoso una pena de diez años de prisión por un delito de abuso sexual y reclama que indemnice a su hija con 12.000 euros por los daños morales y psicológicos sufridos a consecuencia de la agresión, así como una orden de alejamiento de diez años para que no se acerque a la víctima.
