Varios testigos describieron ayer con gran aflicción la situación del lugar en el que se estrelló el jueves el avión de Air Algérie en la región de Gossi, en el este de Mali, con 116 personas a bordo, sin supervivientes. "Nunca había visto tal horror. Todo está quemado", aseguró Musa Bagayoko, un fotógrafo de la ciudad de Gao, situada a unos cien kilómetros del lugar donde fueron localizados los cadáveres y restos del aparato siniestrado.

Un médico militar que no quiso ser identificado y que participa en las operaciones de búsqueda indicó que los cuerpos están "despedazados", en descomposición y muchos de ellos entre escombros que aún humean. Según explicó una fuente de seguridad, la caída del avión ha dejado un cráter alrededor del cual se esparcen los restos de los pasajeros y del fuselaje en un radio de 500 metros.

Las autoridades francesas explicaron que el aparato se encuentra totalmente desintegrado y sus restos diseminados en un espacio de unas nueve hectáreas, que son vigiladas por 220 militares de Francia, Mali y Holanda. El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, ya avanzó que se trata de una zona de sabana de "muy difícil acceso, particularmente en temporada de lluvias". El primer ministro de Burkina Faso, Luc Adolphe Tiao, aseguró a varias familias de las víctimas que será complicado recuperar los cuerpos porque "los restos humanos y los escombros están dispersos por la zona". Según Air Algérie, en el avión viajaban 110 pasajeros, 112 según las autoridades francesas.