­El velatorio iba a comenzar hacia las 9 de la mañana. El coche de la funeraria llegó al cementerio de Sóller con algo de retraso. Los familiares ya esperaban. Abrieron la caja delante de los allegados, pero ese no era el cuerpo de su persona querida. Se había producido un error. No era el abuelo Francisco, sino Antonio, un completo desconocido. El disgusto fue tremendo. Una familia de Sóller recibió ayer al difunto equivocado por una confusión que se produjo en el hospital Son Llàtzer de Palma. El cuerpo que debía ir al tanatorio solleric acabó en las dependencias de Bon Sosec, en el Pont d´Inca. Y viceversa: el que iba al Pont d´Inca acabó en Sóller.

El error se inició la madrugada del viernes. Dos personas murieron en Son Llàtzer esa misma noche y en la misma planta. Por un fallo humano, les colocaron las pulseras de identificación al revés.

Los trabajadores de la Empresa Funerària Municipal de Palma llegaron al hospital hacia las 7.30 horas para recoger al hombre que debía ir al Bon Sosec. A cada fallecido le colocan dos etiquetas: una en la bolsa exterior y otra en la muñeca. Los empleados de la funeraria palmesana comprobaron solo la pegatina de la bolsa y obviaron la pulsera del brazo.

Una hora después, hacia las 8.30h, acudieron a Son Llàtzer los trabajadores de la Funeraria Lloret Ortega, que opera en Sóller. Solo quedaba por recoger el cuerpo de una persona. Sus empleados sí que comprobaron las dos identificaciones: la bolsa era la de su cadáver, pero el cuerpo llevaba una pulsera errónea.

"Hemos seguido el procedimiento de cada día. Tras bajar al mortuorio, he visto que el nombre de la pulsera no coincidía con el nombre de la persona que teníamos que recoger", explicó Francisco, uno de los trabajadores de la funeraria de Sóller que recogió al finado.

Acto seguido, alertó al personal de seguridad del hospital y a los empleados de admisiones. Tras comprobar los datos en el ordenador, los celadores de Son Llàtzer garantizaron a la funeraria sollerica que el difunto sí era el que buscaban. "Nosotros no conocemos a los fallecidos ni tenemos su foto. Nos guiamos por las identificaciones. No me explico cómo ha podido suceder el error con las etiquetas", agregó el empleado de la mortuoria Lloret Ortega.

También confundieron la ropa

Hacia las 9.30h llegó el coche al cementerio de Sóller. Los empleados se disculparon a la familia por el retraso y abrieron la caja para colocarle en la vitrina de la sala de velatorios. Al destaparla, la familia se percató del error. Allí no estaba Francisco. Otro cadáver iba vestido con las ropas de su abuelo. Una nieta del fallecido rompió a llorar y sufrió un ataque de ansiedad. Tras disculparse de un equívoco involuntario, atendieron y tranquilizaron a la mujer y al resto de los allegados.

"La familia ha entendido perfectamente que el error se ha cometido en Son Llàtzer. Esto no tendría que ocurrir en ningún caso. Es dramático y su disgusto ya no tiene solución", manifestó la directoria de la Funeraria Lloret Ortega, Mariví Pérez Lloret.

La compañía de Sóller en seguida se puso a trabajar para localizar al difunto correcto. Mientras tanto, en Son Llàtzer ya se habían percatado del desaguisado. Según explicó ayer el gerente del centro hospitalario, Javier Feliu, avisaron de inmediato a la funeraria municipal de Palma. Dos trabajadores de Son Llàtzer se personaron en Bon Sosec para comprobar si el cuerpo era el correcto. También intentaron notificarlo al cementerio de Sóller, pero no llegaron a tiempo.

Los empleados sollerics se desplazaron al Pont d´Inca y enmendaron la confusión. A las 12 horas el cuerpo de Francisco estaba en la vall con la ropa adecuada y listo para iniciar el velatorio.

En cambio, en Bon Sosec no se culminó la cadena de fatalidades. La familia de Antonio no llegó a ver a Francisco, porque el velatorio se celebraba por la tarde. Aunque no se enteraron del error, un representante del hospital y otro de la funeraria palmesana les explicaron lo sucedido y les pidieron disculpas. Finalmente, ambas familias consiguieron despedirse de sus familiares.