El vecino de Formentera detenido esta semana en Palma por abusos habría sometido a tocamientos y agresiones sexuales a dos de sus hijas y a una sobrina durante al menos nueve años. Según la denuncia de una de las víctimas que dio pie a la investigación de la Guardia Civil, el sospechoso aprovechaba que su mujer pasaba mucho tiempo fuera de casa por motivos laborales. Los agentes encargados del caso intentan aclarar si otros menores del entorno familiar sufrieron también violaciones por parte del acusado, que quedó libre tras negar los hechos y apuntar que la denuncia no era más que una venganza. La detención del acusado, adelantada ayer por DIARIO de MALLORCA, ha causado una gran conmoción en Formentera.

Las pesquisas de la Guardia Civil se iniciaron cuando la hija menor del sospechoso, de 16 años, acudió a la Guardia Civil junto a su madre y una educadora social. Parece ser que la víctima le contó los abusos a una prima suya y esta movilizó al entorno para denunciar los hechos. La adolescente, en un relato duro y detallado, explicó a los agentes que su padre había abusado de ella durante nueve años. Según contó, el hombre se metía en su cama y la sometía a tocamientos con asiduidad. Además, en varias ocasiones la había forzado a mantener relaciones sexuales completas.

La menor añadió que ella no era la única víctima, sino que una de sus hermanas y una prima también habían sufrido abusos a lo largo de varios años. La denunciante incidió en que su madre nunca fue consciente de esta situación y que no había contado antes las agresiones sufridas porque su padre la intimidaba para que no lo hiciera.

La Policía Judicial de Eivissa abrió entonces una investigación que culminó el pasado lunes con la detención del sospechoso en Palma. El hombre se había desplazado a Mallorca para ser atendido de una dolencia en Son Llàtzer y ese día iba a recibir el alta. Agentes del Equipo Mujer-Menor (Emume) y de la Policía Judicial se desplazaron al centro hospitalario y lo detuvieron. Temían que intentara huir tras conocer que había sido denunciado por una de sus hijas.

El acusado fue puesto el martes a disposición del juzgado de instrucción número 3 de Palma, que se encontraba en funciones de guardia. En su declaración, el sospechoso negó todas las acusaciones y apuntó a que todo respondía a un montaje urdido por rencillas familiares. El magistrado le dejó en libertad pero como medida cautelar le impuso una orden de alejamiento que le prohíbe acercarse o comunicarse con la denunciante.

Los investigadores de la Guardia Civil han constatado que en el domicilio residen el acusado, su mujer, la denunciante y otro hijo de 14 años. La pareja tiene además otros dos hijos que ya no conviven con ellos y varios nietos. Las pesquisas se centran ahora en esclarecer si otros menores del entorno del sospechoso han sufrido también abusos sexuales y en determinar si alguno de los nietos del acusado es en realidad hijo suyo.

El acusado ha encadenado empleos precarios, mientras que su mujer está pluriempleada y compagina trabajos de limpieza con el cuidado de ancianos, por lo que pasa muy poco tiempo en el domicilio. Los abusos se habrían cometido aprovechando estas ausencias de la madre.

La noticia de este presunto caso de abusos sexuales ha provocado un gran impacto en la isla de Formentera. En la localidad donde reside la familia, a la que sus vecinos califican de "normal", imperaban el estupor y la incredulidad. Nadie sospechaba nada ni acertaba a explicarse lo ocurrido. Sin embargo, algunos residentes destacaban el carácter "introvertido y huidizo" de los menores, a los que definían como "muy educados y correctos".

Tampoco recuerdan los vecinos de la zona haber oído gritos ni peleas en la vivienda durante los quince años que lleva la familia instalada allí. En el pueblo destacan el carácter "dominador y controlador" del acusado, que había convertido en "asfixiante" el ambiente en su casa y mantenía con sus hijos una relación de "sumisión".