Cuatro guardias civiles que a finales de 2009 se hallaban destinados en el área de investigación del cuartel de Palmanova (Calvià) negaron ayer en rotundo haber torturado en los calabozos a dos ingleses detenidos por agredir y dejar inconsciente horas antes a uno de ellos, un sargento. Los agentes rechazaron haber propinado sendas palizas a los dos sospechosos y atribuyeron las graves heridas que presentaban a que se las habían causado ellos mismos o bien fueron otros guardias quienes se las provocaron durante su arresto ante la gran resistencia que opusieron.

El juicio contra los cuatro investigadores de la Guardia Civil se inició ayer en la Audiencia de Palma sin la comparecencia de las víctimas, en contra del criterio del fiscal. El padre de una de ellas apuntó en un correo electrónico que su hijo no estaba en condiciones de ir a declarar a España "porque le pasó algo muy grave". Mientras, el otro perjudicado, dos años después de los hechos, en 2011, denunció que recibía llamadas telefónicas amenazantes en su domicilio. La fiscalía solicita 16 años de cárcel para el sargento de la Benemérita y sendas penas de 11 años para los otros tres agentes por dos delitos de torturas graves y otros dos de lesiones.

El sargento imputado negó ayer ante la sala haber maltratado y golpeado a los dos arrestados en los calabozos del cuartel de Palmanova el pasado 21 de noviembre de 2009, así como haberse puesto en contacto con ellos y haberlos amenazado ´a posteriori´. El acusado recordó que uno de ellos estaba siendo investigado en una operación antidroga que llevaba su grupo. Además, destacó que la investigación interna a la que se vio sometido respondía a una venganza de la propia Guardia Civil debido a una relación de enemistad que mantenía con un mando superior, quien quiso apartarlo de su área y suspenderlo. "De repente, me encontré humillado y suspendido. Me retiraron mis armas. Ni siquiera me preguntaron, nadie me quiso escuchar. Todo venía viciado por un problema personal", recalcó el sargento, que cargó contra dos tenientes del Cuerpo.

El sargento imputado detalló que la madrugada del 21 de noviembre fue golpeado y cayó al suelo inconsciente tras un incidente en un bar de Palmanova al que acudió a tomar una copa cuando estaba franco de servicio. Tras ser evacuado a una clínica de Palma, fue al cuartel donde estuvo de tres a cuatro de la madrugada y la tarde siguiente regresó de seis a siete. El acusado negó haber agredido a los dos detenidos. Solo indicó que les gritó para que dejaran de hacer ruido en la celda. Según indicó, las lesiones de los ingleses fueron porque otros guardias usaron las defensas de goma para arrestarles. Por su parte, otro agente negó haberse acercado a los calabozos y otros dos imputados dijeron que sí que entraron para identificarlos visualmente, pero no les pegaron. Un testigo que vio lo ocurrido ayer se desdijo e indicó que no recordaba nada.