Un alemán acusado de incendiar el chalé del que fue desahuciado cuatro días antes por impago en la urbanización Bellavista, en Llucmajor, confesó ayer en la Audiencia de Palma que pegó fuego a la casa de forma accidental en enero de 2013. El inquilino, de 55 años y que había residido en el inmueble de alquiler durante doce años, admitió que quemó la vivienda cuando trataba de destruir unas fotografías de sus familiares que habían fallecido.

"Algo pasó en mi cabeza. Algunos cables se me cruzaron. Estaba destrozado", detalló el procesado, que está preso en Palma. El hombre, que se enfrenta a una petición de condena de 13 años de cárcel por un delito de incendio, negó que sus actos respondieran a una venganza contra el dueño del domicilio, que quedó arrasado por las llamas y cuyos daños ascienden a más de 108.000 euros, poco después de ser desahuciado de allí. "No tengo ninguna queja ni reproche para él. Si no hubiera sido por esta familia, me hubiera quedado en la calle mucho antes. No quería vengarme, eso no tiene ningún sentido porque ellos me ayudaron. El dueño me informó del desahucio y trató de buscarme una casa más barata. Me ayudó mucho y me apoyó", precisó el sospechoso. "Lamento mucho lo ocurrido. Si tuviera dinero, pagaría inmediatamente la indemnización", añadió.

El imputado, que fue sorprendido por la Guardia Civil en su coche a escasos metros del siniestro mientras las llamas devoraban el chalé, manifestó ayer ante el tribunal de la sección de refuerzo que no se planteó si el incendio podía afectar a otras personas. Según su versión, mantenía buena relación con sus vecinos y nunca se peleó con ellos.

El inquilino germano también alegó durante el juicio que se encontraba muy bebido: "Estaba borracho. A partir de las siete de la tarde empecé a beber. Me tomé tres o cuatro botellas de vino. Estaba tan borracho que no lo recuerdo bien. Bebía y miraba las fotos de mis familiares fallecidos. Después del incendio, me quedé allí para avisar a los bomberos y a la policía de que no había nadie dentro en la casa".

Sin embargo, un guardia civil aclaró que fue él quien preguntó al sospechoso si había alguien en el chalé en llamas. "Con gestos me señaló que había sido él con un mechero. Señalaba a la casa y hacia él. Estaba relajado. No iba borracho. Se hallaba en su coche fumando un cigarro", recordó el agente. Otro guardia civil indicó que el acusado confesó los hechos esa madrugada del 13 de enero de 2013 y que varios vecinos tuvieron que salir de sus casas. El investigador destacó que encontró varios focos en el inmueble, uno de ellos, el principal, formado por papeles amontonados. Según indicó, el siniestro podría haber afectado a otras viviendas cercanas si hubiera llegado a un depósito de gasóleo próximo. Este punto fue rebatido por un bombero y un técnico, quienes recalcaron que era imposible que el fuego se hubiera propagado a otras casas.

El acusado admitió que volvió a entrar en el chalé tras ser desahuciado el 9 de enero. Según su versión, no quería incendiar la casa. Miraba fotos de sus familiares fallecidos y las echó a la chimenea. Como no prendían, aplicó gasolina sobre las fotos y, al pegarles fuego, las llamas se propagaron. Trató de apagarlas con una manta pero fue imposible. El caso quedó visto para sentencia ayer. La acusación pidió 14 años de cárcel y la defensa, la absolución.