"Le di cinco minutos para que se marchara de casa, pero él no quería. Le dije que iba a llamar a un cerrajero para cambiar la cerradura de la puerta. Entonces, vi una sombra por la espalda. Era él que me iba a atacar con un martillo". El descuartizador de Pere Garau, el profesor de religión Diego G.R., de 38 años, confirmó ayer ante el juez de guardia de Palma que mató a su hermano Víctor, vigilante de seguridad de 31, a martillazos en su domicilio de la calle Pere Llobera el pasado 11 de septiembre después de ordenarle que abandonara de una vez por todas su vivienda. La víctima se opuso en rotundo a irse del piso y se abalanzó con el arma sobre él, pero el acusado le arrebató la herramienta y le golpeó una y otra vez hasta acabar con su vida, según su versión.

El homicida confeso ingresó en prisión por orden judicial ayer al mediodía tras prestar declaración. El sospechoso, que se tapó la cara con un jersey cuando era conducido por la Policía Nacional, se mostró arrepentido por sus actos. Admitió que había rematado a su hermano cuando agonizaba en el suelo propinándole dos martillazos. Según indicó, el crimen se produjo pasadas las tres de la tarde del 11 de septiembre en el cuarto de baño del inmueble tras mantener una acalorada discusión con Víctor para que este se marchara de casa, donde llevaba un año residiendo. El imputado explicó que se obcecó y que se le fue la cabeza al matar a su hermano.

Acto seguido, se dirigió a un comercio cercano a su vivienda donde compró un arcón congelador. Según recordó el detenido, que acabó entregándose el lunes pasado de madrugada en la Jefatura Superior de Policía en Palma donde confesó los hechos, intentó meter el cadáver entero en ese electrodoméstico, pero le fue imposible. Al comprobar que no cabía todo el cuerpo en el arcón, decidió descuartizarlo.

Diego G.R. aseguró ayer ante el juez que esa misma tarde del 11 de septiembre troceó el cadáver con un hacha. Luego, envolvió varias partes con bolsas de plástico y las introdujo en el arcón que acababa de adquirir y también en el congelador del frigorífico.

Por último, limpió la escena del crimen, el cuarto de baño, a conciencia. Según su versión, horas después, se percató de la gravedad de sus actos. Su intención era entregarse en la Policía en seguida, pero los días fueron pasando hasta que el lunes se presentó en la Jefatura.

Riesgo de fuga

Tras escuchar su declaración autoinculpatoria, que se prolongó durante más de una hora, el magistrado Manuel Penalva, del juzgado de instrucción 11 de Palma, en funciones de guardia, acordó la prisión provisional sin fianza para el descuartizador de Pere Garau por un delito de homicidio. En el auto que ordena su encarcelamiento, el juez destaca la gravedad de los hechos y el elevado riesgo de fuga existente.

El fiscal Ramón Vázquez había solicitado que el arrestado ingresara en el centro penitenciario de Palma como responsable del crimen, mientras que la letrada defensora había pedido su puesta en libertad con comparecencias periódicas en el juzgado. Los investigadores se encuentran a la espera de los resultados de la autopsia, los informes forenses y los análisis de la Policía Científica.

El supuesto homicida, que había trabajado como profesor de religión en una escuela de Palma y en Porreres, ayer fue examinado por un médico forense. El hombre negó haber consumido drogas ni alcohol y alegó que mató a su hermano durante un arrebato. El facultativo visitó al sospechoso durante una hora en las dependencias de Vía Alemania. A continuación, Diego G.R. fue conducido a un furgón policial rumbo a la cárcel.

Durante su declaración, el imputado se mostró muy afectado y arrepentido. Ratificó la versión que dio a la Policía y se mostró colaborador en todo lo que pudo recordar. Diego G.R. destacó que su madre había echado de casa a su hermano tiempo atrás. Después, él le había permitido instalarse en su domicilio, en la calle Pere Llobera, durante unas semanas hasta que encontrara un alojamiento. Sin embargo, Víctor se quedó allí un año, pese a sus reiteradas peticiones de que debía abandonar el piso, según él. Al final, el 11 de septiembre le dio cinco minutos para marcharse del inmueble y le advirtió de que iba a llamar a un cerrajero. Al ir a coger el teléfono, su hermano le atacó y él acabó matándole.