Atacaron a Andreu Coll de improviso, cuando se encontraba en uno de los dormitorios de la primera planta de su chalé, en Alaró, con un palo que habían convertido en un arma mortal colocando clavos atravesados en uno de los extremos, a guisa de cachiporra. La víctima, malherida, intentó huir escaleras abajo, mientras recibía golpes desde los dos lados con palos, un martillo, otras herramientas y diversos objetos que los asesinos cogían a su paso, hasta que se desplomó en el salón de la planta baja dejando un reguero de sangre detrás suyo. El fallecido recibió entre 35 y 40 golpes con los objetos contundentes, sobre todo en los dos lados de la cabeza. Tras colocar el cuerpo de la víctima en el interior de su coche, los agresores se emplearon a conciencia para tratar de borrar todas estas manchas. Aparentemente lo consiguieron, si bien las modernas técnicas empleadas por los técnicos del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil revelaron trazas de sangre por todo el recorrido, con salpicaduras a varios metros de distancia.

La exhaustiva investigación realizada durante los últimos diez días por la Policía Judicial de la Guardia Civil ha permitido reconstruir con exactitud la sangrienta escena que se vivió sobre la medianoche del sábado 29 de junio en la casa del empresario, en las afueras de Alaró, en el Camí Vell de Santa Maria. Una secuencia que ha sido confirmada posteriormente por la declaración de los dos jóvenes detenidos, Andreu Coll Tur, de 19 años, hijo de la víctima, y Francisco Abas Rodríguez, de 20, un amigo de Zaragoza que estaba pasando unos días de vacaciones en Mallorca y que se había instalado en la casa.

Así, la investigación sitúa el principio del ataque en un dormitorio de la primera planta del chalé, pero no el que utilizaba la víctima. Le golpearon mientras estaba desprevenido con un palo de madera en cuya punta habían atravesado grandes clavos, hasta convertirlo en un arma mortal. Sin embargo, la muerte de Andreu Coll no fue fulminante.

El hombre trató de escapar escaleras abajo, mientras recibía fuertes impactos desde sus dos lados, que le alcanzaron sobre todo en los laterales de la cabeza, hasta destrozarle los dos huesos parietales. Utilizaron, además del palo con clavos, otro puntal de madera y varias herramientas, entre ellas un martillo, e incluso un jarrón y un bafle. Hasta que la víctima cayó muerta en el salón del domicilio.

Entre 35 y 40 golpes

La violencia del asesinato quedó en evidencia con la autopsia, cuando los forenses contaron entre 35 y 40 fuertes impactos, sobre todo en los laterales de la cabeza, propinados al parecer simultáneamente. Ello condujo a los investigadores a considerar a los detenidos, no como a un autor y un colaborador en el crimen, sino como dos coautores.

Los presuntos asesinos lavaron el cadáver en la terraza y lo vistieron con ropa de calle. Trasladaron el cuerpo al garaje y lo cargaron en su coche, un Land Rover antiguo. Uno se puso al volante del todoterreno y otro condujo el coche del joven, un Audi TT. Por carreteras secundarias poco transitadas llegaron en apenas diez minutos a la central eléctrica de Bunyola. Con el potente todoterreno derribaron una valla y subieron campo a través hasta un punto agreste, donde lo abandonaron, regresando a casa en el Audi.

Comenzó entonces el arduo trabajo de limpieza de toda la sangre que había quedado desde la habitación al salón. Utilizaron cepillos con púas de metal y se emplearon en ello hasta las nueve de la mañana, hasta que creyeron haber borrado todo vestigio. Previamente se deshicieron de los objetos que les incriminaban, como la cachiporra y el resto de armas. Los detenidos confesaron que tiraron las armas a cubos de basura del polígono industrial de Binissalem, y arrojaron en un descampado una viga de madera que había quedado manchada de sangre.

La Guardia Civil estuvo buscando ayer este objeto en la zona, y localizó uno que podría corresponder, aunque deberá ser examinado por los técnicos. Finalizaron los trabajos de limpieza sobre las nueve de la mañana, apenas una hora antes de que unos pastores encontraran el cuerpo sin vida de la víctima en el interior del coche abandonado en las afueras de Bunyola.