"La maté por celos". Luis Rodrigo Q.Q., de 44 años, confesó ayer ante un jurado popular en la Audiencia de Palma que acabó con la vida de María Elena Salcedo Paredes, con quien mantenía una relación extramatrimonial, y luego desmembró su cuerpo y lo ocultó entre las piedras y la maleza de una zona boscosa a las afueras de sa Ràpita, en Campos, a finales de 2009. El hombre aseguró que discutió con la mujer en su domicilio de la calle Sant Rafael, en Palma, donde la mató. "Estaba celoso", puntualizó ante la sala.

El acusado, de origen ecuatoriano y que permanece en prisión, aceptó ayer una pena de diez años de cárcel por un delito de homicidio. El fiscal jefe de Balears, Bartomeu Barceló, y el letrado defensor, Carlos Portalo, alcanzaron un acuerdo. En un principio, el ministerio público reclamaba una condena de 20 años por asesinato, pero al final del juicio la acusación modificó sus conclusiones y rebajó su petición de pena. La defensa se mostró conforme. Horas después, el jurado le declaró culpable de homicidio.

El autor confeso del crimen admitió que el pasado 30 de noviembre de 2009 mantuvo una acalorada disputa con la víctima motivada por los celos en su piso de la calle Sant Rafael y, acto seguido, la mató. El encausado le clavó un instrumento muy afilado en la zona de la clavícula, por encima del hombro izquierdo, que le afectó el tórax. Según confirmó ayer la forense, María Elena Salcedo falleció de una herida incisa penetrante que llegó a alcanzar un pulmón, lo que le produjo una hemorragia masiva.

Luis Rodrigo Q.Q. indicó que, tras el crimen, descuartizó el cadáver de su amante y escondió los restos humanos en un descampado ubicado en las inmediaciones de la urbanización de sa Vinyola, cerca de sa Ràpita (Campos). El hombre ocultó el cuerpo desmembrado bajo unas piedras y en bolsas de basura hasta que dos meses después la Policía Nacional descubrió los restos. El imputado destacó durante la vista oral que en febrero de 2010, tras su detención, acompañó a los agentes al paraje y les indicó dónde se encontraba el tronco y las extremidades superiores e inferiores de la víctima que previamente había separado con un objeto cortante.

Acota la zona

Dos agentes del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía en Palma manifestaron que la información que aportó el acusado fue fundamental para el hallazgo del cadáver desmembrado. "Él nos acotó la zona. Nos dio la referencia del sitio", declaró uno de los policías que investigó la "inquietante" desaparición de la mujer. Aun así, fue complicado localizar los restos bajo la maleza y las piedras en el bosque de sa Vinyola, según los policías. Se trataba del tronco de la mujer y sus extremidades, porque la cabeza en ningún momento apareció y sigue siendo un misterio cuál fue su paradero.

Por otro lado, dos compañeros de piso del sospechoso, que también residían en el inmueble de la calle Sant Rafael, en Palma, recordaron que en la tarde del 30 de noviembre de 2009 el hombre discutió con la mujer en el domicilio. "Escuché voces en un tono elevado pero no puedo decir de qué discutían. De repente, pararon las voces", detalló un testigo.

Según su versión, la víctima había estado otra vez en el piso. El testigo también confirmó que el sospechoso le había comunicado que se quería marchar de España ante el temor de que su esposa se enterara de que le era infiel: "Quería irse por el miedo que tenía a que le descubriera su mujer".

Por último, ayer tarde el jurado popular que juzgó el caso emitió su veredicto de culpabilidad contra el acusado por homicidio.