Un joven aceptó ayer en la Audiencia de Palma una pena de un año y nueve meses de prisión por dejar tuerto de un puñetazo a un vecino de Manacor que le recriminó que estuviera haciendo ruido y bebiendo con varios amigos en plena calle a altas horas de la noche a mediados de 2009. El sospechoso, de 23 años, admitió que golpeó en el rostro a la víctima a las puertas de su casa. Debido al impacto, el cristal de las gafas del perjudicado se rompió y se incrustó en el ojo izquierdo, lo que le produjo una grave lesión ocular que derivó en la pérdida total de la visión. Según su versión, se hallaba muy bebido y desde esas fechas se puso en tratamiento por su adicción al alcohol.

Otro joven implicado, de 24 años, también confesó los hechos y se declaró responsable de una falta de daños y otra de coacciones por haber roto de una patada la puerta de entrada del edificio, situado en el Paseo del Ferrocarril en Manacor, y también por haber increpado a la víctima. El muchacho aceptó una pena de multa y otra de tres días de localización permanente. Los abogados defensores, Jaime Campaner y Alberto García, alcanzaron un acuerdo con la fiscalía y la acusación particular, que apreciaron en el principal sospechoso las atenuantes de reparación del daño, confesión y alcoholismo. El agresor deberá indemnizar al vecino que dejó tuerto con 69.000 euros.

Los hechos tuvieron lugar el pasado 24 de mayo de 2009, sobre las doce y media de la noche, en el Paseo del Ferrocarril en Manacor cuando los dos imputados empezaron a discutir con un residente de un segundo piso que se quejó del ruido que estaban causando sus amigos en la calle. Los dos jóvenes llamaron de forma insistente al portero automático de la finca y, como no les abría, uno de ellos pegó una patada a la puerta y la rompió. Acto seguido, subieron a la segunda planta y le increparon.

El principal acusado, que se hallaba bajo los efectos del alcohol, propinó un puñetazo en la cara al vecino, rompiéndole las gafas, con tal mala fortuna que un cristal se le clavó en el ojo izquierdo, lo que le ocasionó la rotura del globo ocular. La víctima tuvo que ser intervenida y le ha quedado como secuela la pérdida completa de visión útil en el ojo izquierdo, lo que le provoca limitaciones en su trabajo.