Tras la comparecencia de Alejandro de Abarca, el asesino confeso de Ana Nicuali, en el juzgado de Inca, el hombre fue examinado ayer al mediodía por un forense para tratar de determinar su personalidad y peligrosidad en el momento en el que cometió los hechos, es decir, en el verano de 2010. El imputado en aquellas fechas se encontraba en tercer grado y disfrutaba de un permiso penitenciario. No regresó al Centro de Inserción Social y supuestamente secuestró a la joven y la mató. Por estos hechos ya fue condenado en Palma por un delito de quebrantamiento de condena. Tras el crimen, Abarca se dio a la fuga y se refugió durante varios días en la Serra de Tramuntana, lo que produjo una gran alarma en toda Mallorca.

Los abogados que representan a la familia de la víctima, Antoni Monserrat y Enric Patiño, y el fiscal jefe Bartomeu Barceló solicitaron ayer que el sospechoso continúe en prisión provisional. El letrado defensor no se opuso a esta propuesta.

Por otro lado, los abogados de la acusación particular pidieron que se practiquen pruebas como el análisis de los restos biológicos hallados en el colchón en el que dormía Abarca o las muestras detectadas en las uñas del acusado. También han pedido que se examinen las pruebas detectadas en el aparcamiento donde fue secuestrada Niculai y que se escuchen las cintas de las conversaciones del imputado. Otra pericial son las muestras para determinar si la joven fue violada.