Giovanni di Stefano dijo tras su detención en Palma que defendería "con gusto" al mismísimo Bin Laden. Aunque ya no podrá, parece empeñado en demostrarlo. El letrado italiano, que se ganó el apelativo de ´El abogado del diablo´ por representar a personajes como Saddam Hussein o Slobodan Milosevic, ha encontrado un nuevo demonio con el que afianzar su fama: Gadafi. Di Stefano, que se encuentra en libertad tras comparecer en un tribunal de Reino Unido por los 18 delitos de estafa y blanqueo que propiciaron su arresto en Palma, habla ya en nombre del líder libio para negarse a negociar un exilio, acusar a la coalición internacional de crímenes de guerra y pedir el procesamiento del ministro de Exteriores británico por amenazarle de muerte.

El abogado viajó desde Mallorca, donde tiene fijada su residencia, a Londres el pasado 10 de marzo para comparecer ante el tribunal británico que le investiga por ejercer sin licencia y estafar a numerosos clientes. Di Stefano quedó en libertad, a la espera de una nueva vista. Y no tardó en acrecentar su leyenda. En aquellos días se cocía la resolución de la ONU que desembocó en la intervención militar aliada en Libia. Gadafi era ya, para el mundo occidental, un nuevo Saddam. Otro diablo. Y ahí, claro, estaba Di Stefano.

"Una mascarada como la de Irak"

Solo unas horas después de que los primeros misiles cayeran sobre Trípoli el 19 de marzo, Di Stefano remitió una carta al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, "en nombre de Muammar al-Gaddafi y su familia". En la misiva, disponible en la web del letrado, aseguraba que el objetivo de Reino Unido y Estados Unidos era "patrocinar una guerra civil [en Libia], apoyar a los que se oponen al coronel Gadafi y llevar a cabo una mascarada similar a la hipocresía exhibida en el conflicto de Yugoslavia e Irak para su propio beneficio".

Di Stefano remitió además una carta al fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, denunciando crímenes de lesa humanidad cometidos por ambos países "en su alianza para forzar un cambio de régimen en Libia". Según Di Stefano, el ataque contra Gadafi responde a las pretensiones de Reino Unido de "asegurarse el suministro de energía desde Libia, que se presentará como una forma de reparación como consecuencia del conflicto". En este sentido, el letrado italiano sentenció: "La historia nos ha enseñado que el concepto de reparación fue mencionado por primera vez por el Tratado de Versalles y sólo creó descontento en el pueblo alemán y el ascenso del partido nazi".

Durante las primeras jornadas de la operación ´Odisea al amanecer´, el secretario de Estado de Defensa, Liam Fox, insinuó que Gadafi podría ser un blanco legítimo de los ataques de la coalición. Di Stefano vio en sus palabras una nueva oportunidad. Le denunció por amenazar de muerte al líder libio e incluso pidió una orden de arresto contra él. Días después, Di Stefano salió al paso de la propuesta del gobierno italiano de negociar la salida de Libia de Gadafi: "Puedo asegurar al cien por cien que Gadafi no va a ir a ninguna parte. No importa lo que le ofrezcan".

Pese a su dedicación a este nuevo caso, Di Stefano no olvida a sus otros diablos. El último envite ha sido, según cuenta él mismo, presentar una demanda civil contra Barack Obama y George W. Bush por incumplir un acuerdo con el que fuera viceprimer ministro de Irak, Tariq Aziz. Según Di Stefano, la administración Bush ofreció a su cliente en abril de 2003, pocos días después del inicio de la invasión norteamericana, un acuerdo: su rendición a cambio de libertad y una nueva vida en Jordania.

Lo cierto es que Aziz se entregó, pero no solo no obtuvo la supuesta inmunidad prometida, sino que fue condenado a morir en la horca y permanece preso en Bagdad. Di Stefano pretende que se investigue cómo se gestó el pacto y que se cumpla.