Dotaciones de motoristas de la Policía Nacional fueron requeridas el pasado viernes 22 para que acudieran con urgencia a un establecimiento de alimentación de la calle Eusebio Estada, donde un hombre estaba arrojando piedras contra la entrada del local. Según explicó posteriormente el encargado del establecimiento, habían sorprendido en el interior a un individuo al que conocían porque se dedica a sustraer carteras y otros efectos. Los empleados le echaron fuera del establecimiento, y él respondió liándose a pedradas contra la puerta. Es la temida venganza del mangui.

Sucia venganza. Ese mismo día, un extranjero de unos 80 años llama muy alterado al 091 y solicita la presencia de la Policía en la calle Marian Aguiló. El anciano había alertado a un agente de la ORA de que un coche había estacionado en zona azul sin poner el tique. El conductor del vehículo en cuestión reaccionó arrojándole por encima un cubo de agua sucia.

Que mal carácter. Un hombre acude en la madrugada del domingo a un centro de salud del centro de Palma para recibir asistencia médica. Una vez atendido, el hombre solicita que le dejen pasar la noche allí, pero el responsable le contesta que no es posible, que aquello no es un albergue. El hombre reacciona con violencia y a la salida la emprende a golpes con dos coches estacionados, por lo que desde el centro de salud avisan a la Policía. De manera que al final el caballero de mal carácter logró pasar la noche a cubierto.

¿Automedicación?. Esa noche solicitan la presencia de la Policía en un hospital de Palma, donde el personal de seguridad había descubierto que un paciente que acababa de ingresar llevaba varias pastillas de tranquilizantes y una papelina, al parecer de heroína. Los agentes procedieron a intervenir la droga y las pastillas, ante los indicios de que provenían del tráfico ilegal. ¿Pretendía automedicarse?

Multa y asistencia. Un coche zeta de la Policía Nacional atropelló el domingo por la noche un perro que cruzó de improviso la calle Manacor. Tras él apareció el dueño, que fue identificado por los agentes, quienes avisaron a la Policía Local para que le sancionaran, ya que el perro era de raza pitbull –considerada potencialmente peligrosa– y lo llevaba suelto y sin bozal. Una vez multado, los mismos policías acompañaron al perro y a su dueño hasta una clínica veterinaria para que lo curaran, que lo cortés no quita lo valiente.

Menudo susto. El pasado lunes al mediodía, la Policía Local de Manacor recibió una llamada del propietario de una casa de campo, que pedía ayuda urgente porque había detectado la presencia de un intruso en el inmueble. El extraño estaba en una estancia cerrada con llave, por lo que los agentes tuvieron que pedir la ayuda de los bomberos para poder acceder a través de una ventana. Una vez dentro descubrieron que se trataba de un familiar del propietario, una persona de 60 años con las facultades mentales mermadas, que se había metido allí sin que nadie lo supiera. Fue trasladado por una ambulancia al hospital de Manacor.

Qué falta de respeto. El pasado miércoles un abogado de oficio es citado en el juzgado para que asista a unos detenidos por ocupar ilegalmente un domicilio. Cuando el letrado se da cuenta, le ha desaparecido el teléfono móvil. Todas las sospechas apuntan a que fue alguno de sus propios representados ese día. El abogado todavía intenta recuperarlo por las buenas, y envía un mensaje a su propio teléfono diciéndoles que se han equivocado, y que por favor se lo devuelvan. Y todavía le responden poniéndole una denuncia por amenazas.