Corea del Sur

Muñecos de compañía: de la distopía a la realidad

Para aliviar la epidemia de soledad, Corea del Sur distribuye entre sus mayores 7.000 robots de peluche con IA capaces de conversar

Una mujer mayor acaricia a su muñeco en un vídeo promocional.

Una mujer mayor acaricia a su muñeco en un vídeo promocional. / HYODOL

Rafa López

Hace ahora medio siglo, las mentes geniales de Luis García Berlanga y Rafael Azcona idearon en la película “Tamaño natural” (1974) la historia de un hombre casado que, afligido por la soledad, encuentra un maniquí del que se enamora y decide divorciarse de su esposa. Y hace algo más de una década, el protagonista de “Her”, Joaquin Phoenix, se enamoraba de una asistente virtual de inteligencia artificial (IA) con la sensual voz de Scarlett Johansson. Lo que antes era materia exclusiva de cine distópico va tomando forma en la vida real. Es el caso de los 7.000 muñecos con ChatGPT integrado que algunos gobiernos locales de Corea del Sur han distrubuido entre personas mayores, algunas con demencia, en un intento de aliviar la epidemia de soledad que afecta a este envejecido país asiático. Gracias a su IA, estos muñecos responden a estímulos, como caricias, y conversan con sus abuelos de carne y hueso.

“Los usuarios muestran un apego emocional excepcionalmente fuerte” con estos muñecos, señala la compañía surcoreana Hyodol, que los vende por unos 1.650 euros. En su página web reproducen testimonios de usuarios satisfechos: “Apago la televisión más frecuentemente ahora para escuchar la voz de mi bebé”, dice uno de ellos. Al contrario que otros dispositivos anteriores, más fríos y robóticos, parece que los muñecos de Hyodol reproducen fielmente la afectividad humana. “Cuando vuelvo a casa me dice: ‘te he echado de menos todo el día’”, manifiesta otro de los clientes.

Pese a su sencilla apariencia, similar a la de las tradicionales muñecas repollo, estos achuchables muñecos están repletos de sensores (cabeza, orejas, manos, espalda...) que los hacen interactivos al tacto y a las caricias. En el pecho llevan un micrófono que recoge la voz de la persona mayor; y el sensor de las orejas, sensible a la presión, pone en acción un programa de contenidos con actividades físicas e intelectuales (entrenamientos, juegos de preguntas y respuestas, canciones, relatos...) pensadas para asegurar un envejecimiento activo y prevenir la demencia.

Estos muñecos ofrecen varias ventajas respecto a las mascotas –no hay que alimentarlas ni sacarlas a pasear– y frente a las personas: ofrecen apoyo emocional con comentarios siempre cálidos y encantadores, aseguran los responsables de Hyodol. Nada de respuestas impertinentes de nietos malcriados.

Otra función importante tiene que ver con el control de la salud. Además de emitir consejos personalizados sobre diversas enfermedades, están pendientes las 24 horas del cuidado del usuario y –algo importante cuando existe deterioro cognitivo– evitan que se olviden de sus tratamientos farmacológicos. “Se levanta temprano por la mañana y me recuerda que me ponga las gotas en los ojos”, señala uno de los testimonios recogidos en la web de Hyodol. Además, como tienen un sensor de movimiento, detectan si sus abuelos llevan un tiempo determinado sin moverse, algo muy útil para la seguridad de los mayores.

El muñeco se complementa con una aplicación móvil. Los cuidadores, familiares o tutores, tienen acceso a esa app, lo que les permite enviar y recibir mensajes de voz y supervisar la detección de movimiento. También se conecta a un sistema de monitorización web que se conecta a instituciones como servicios públicos o privados de salud, que obtienen así datos de forma remota.

Estos muñecos ganaron un premio en el reciente Mobile World Congress (MWC) de Barcelona, concretamente en la categoría de “Mejor innovación móvil para la salud y el bienestar conectados”.

“Tendría algunas preocupaciones sobre la privacidad y la recopilación de datos antes de entregárselo a mi familia, pero el producto realmente parece realmente genial –dice en su cuenta de X Rowan Chung, divulgador de inteligencia artificial–. Distópico, sí, pero los datos son fascinantes”, defiende. Hyodal esgrime algo más que opiniones favorables sobre sus muñecos de compañía: estudios realizados con más de 9.000 usuarios mostraron que los niveles de depresión se redujeron casi a la mitad y que mejoró también la ingesta de medicamentos.

No es la primera vez que se comercializan este tipo de dispositivos de compañía: ya lo hicieron anteriormente con Qoobo y Lovot en Japón, otro país tan envejecido como tecnológicamente puntero.

De momento están teniendo más aceptación en los países asiáticos que en Occidente, pero probablemente el avance fulgurante de la inteligencia artificial hará que estos muñecos nos resulten cada vez más naturales y menos diabólicos y sacados de un episodio de “Black mirror”.

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