Maternidad

Madres a los 40: "Llega un momento en el que la edad biológica te pesa para tener que decidir"

El Periódico de España conversa con un grupo de mujeres que tuvieron a sus primeros hijos más allá de los 38

Ana Martínez con su bebé en casa.

Ana Martínez con su bebé en casa. / CEDIDA

María G. San Narciso

En España hay más madres teniendo a su primer bebé a los 40 que a los 25 y son muchos los motivos que lo explican. "Hay gente que dice que no se desea con suficiente entusiasmo. Otros dicen que sí, pero que la vida no dejó [que fueran madres antes]", indica Albert Esteve, director del Centro de Estudios Demográficos (CED) y responsable del informe La infecundidad en España: ¡tic-tac, tic-tac, tic-tac!. Algunas de estas razones tienen más que ver con el estilo de vida o con sus prioridades. Muchas de las que quieren tener hijos rechazan hacerlo antes de los 30 porque se están formando en los primeros años de vida. Otras, porque prefieren ahorrar para el futuro, vivir una juventud con menos ataduras o esperar a tener una mayor estabilidad económica y laboral.

Prefieren esperar. "Pero después vienen otras cuestiones de tipo más bien logístico que hacen que en España se tengan hijos relativamente tarde. Vamos retrasando, retrasando... y nos encontramos con aparecen problemas como no encontrar la pareja ideal o no disponer de una vivienda o el lugar ideal para criar a tu hijo", añade el experto. Lo achaca en parte a la emancipación tardía. La subida de los precios de los alquileres y compraventas de viviendas, y la falta de oportunidades laborales, sin grandes salarios y horarios que permitan conciliar, tienen buena culpa de esto.

También pesa la falta de escuelas infantiles universales y gratuitas en todo el territorio nacional. Aunque no son los únicos obstáculos. Las mujeres de más de 40 años tienen, en general, menos probabilidades de concebir y de dar a luz. También crece el riesgo sufrir ciertas complicaciones en el embarazo, como la preemclampsia o la diabetes gestacional. Porque criar hijos en la cuarentena puede ser complicado y cansado, pero también gratificante o tranquilo, como en cualquier otra etapa. Puede ser el momento vital idóneo para hacerlo, como han explicado algunas de las cinco mujeres con las que han conversado El Periódico de España, del Grupo Prensa Ibérica, pero también puede conllevar sus propios desafíos. Y triunfos.

"Tener una pareja estable fue lo que, de alguna manera, me ayudó a decidirme un poco más"

Ana Martínez, 42 años

Rocío conoció al padre de su hijo cuando tenía 35 y tuvo a su bebé a punto de cumplir los 39. La idea de ser madre siempre le había rondado la cabeza pero, más por cuestiones logísticas que económicas ―se mudó hasta en 11 ocasiones con la multinacional para la que trabajaba― lo retrasó hasta el final de la treintena. Para su sorpresa, está "en la media de edad de la mayoría de los compis de clase" de su hijo. "Pensaba que íbamos a ser los más mayores con diferencia, pero algunos padres tienen incluso más que nosotros", explica.

Encontrar pareja

Ella es la más joven de todas las madres con las que ha conversado este periódico. Ninguna de ellas tuvo problemas en el embarazo, aunque alguna sí reconoce que el posparto fue algo complicado a nivel físico. En su mayoría, el antes y el después de su decisión fue encontrar al que ahora es el padre de sus hijos. Le ocurrió por ejemplo a Marta C., de 43 años, que tiene un bebé de 14 meses. "Yo no era de esas personas que estaban seguras de querer ser madres pasara lo que pasara. Hasta los 36 estaba muy centrada y ocupada en el trabajo. Tampoco había tenido tampoco relaciones muy largas, así que ni me planteaba la maternidad", reconoce. Fue a esa edad cuando conoció a su actual pareja. La idea de ser padres era entonces bastante remota. Ambos estaban en un momento profesional bueno y el tiempo que tenían lo querían para ellos; para "el ocio puro". Hasta que eso también empezó a cambiar un poco. Su hermana pequeña, y otras tantas amigas, se convirtieron en madres. La vida empezó a ser más familiar. "Algo cambió. Pensé que en realidad era una experiencia muy guay y le dije a mi pareja que con él, por fin, sí que quería tener una familia".

Su amiga navarra Ana Martínez, de 42 años, sí que quería ser madre hasta que a los 30 dejó de tenerlo tan claro. "Fue pasando el tiempo y llegó el momento en el que tuve que pensarlo más en serio. Tener una pareja estable -que ya tenía una niña de nueve- fue lo que, de alguna manera, me ayudó a decidirme un poco más", reconoce. Asegura que antes de eso había tenido una vida intensa en todos los aspectos: había vivido en varios países y había hecho y deshecho cuanto quiso. "Así que pensé que cómo no vivir algo tan intenso como la maternidad", recuerda. Se quedó embrazada con 39 y dio a luz a 17 días de cumplir los 40. "Llegó un momento en que la edad biológica te pesa para tener que decidir", reconoce.

Maternidad consciente

Tanto Ana como Marta sienten que una de las diferencias que hay con respecto a madres más jóvenes es que ahora tienen muchísima más información que aquellas personas de su edad que tuvieron al primer bebé hace años. Quizá, piensan, demasiada, lo que puede hacer que se cuestionen si realmente lo están haciendo todo bien. Aunque para Marta, la gran diferencia es el hecho de no poder darle a su peque un hermano o una hermana. "El embarazo ha venido en el momento que me ha apetecido. Por lo único que puedo pensar que fue tarde es por el hecho no tener un segundo bebé, sobre todo pensando en mi hija", expresa. Con 43 años, dice, no se quiere arriesgar.

"Yo estoy muy tranquila. No siento que me esté perdiendo nada, estoy donde quiero estar. También soy más madura y creo que estoy mucho más preparada que lo que hubiera estado antes. He aprendido durante todos estos años muchas más cosas de mí misma y de la crianza. Puede que sea por el momento vital que estoy ahora, pero me noto más relajada y lo disfruto sin agobios. Es una maternidad muy consciente", relata Marta S., una madrileña de 44 años cuyo bebé tiene siete meses. Asegura que, pese a que no pueda llevar la misma vida de antes, ni ha dejado de salir ni de hacer cosas fuera de casa.

Rocío, que es sevillana, sí nota un poco más esa diferencia con las jóvenes. "Ni tienes ni tanta energía ni la misma fuerza, pero, para mí, más que la edad, lo que marca una diferencia muy grande es que no tengamos familia en Valencia, donde resido", señala. Enfatiza en el problema que supone la falta conciliación real, relegada a los abuelos que, en estos casos, pueden ser demasiado mayores como para echar una mano. Pese a no tener cerca a su madre, explica que al ser la pequeña de la familia es también hija de madre mayor. "Y cómo se va a quedar con mi hijo con 84 años. Aunque viviera cerca es un problema porque no va a ir a recogerlo al cole. Afecta indirectamente", asegura.

"Ni tienes ni tanta energía ni la misma fuerza que las jóvenes, pero, para mí, lo que marca una diferencia muy grande es que no tengamos familia cerca"

Rocío, 45 años

María (nombre cambiado a petición de ella) reconoce que ser madre es agotador e intenso, pero no sabe si esa experiencia habría sido distinta hace diez años. Aunque, como Rocío, entiende que, por la edad, sus padres no la pueden ayudar tanto como lo hubieran hecho hace una década, por mucho que ahora le echen una mano. Como Marta C., también tiene claro que por su edad (tiene 43 años y un bebé de 10 meses) no va a tener un segundo.

Tratamientos de fertilidad

Una de las consecuencias de la maternidad tardía es su impacto sobre la fertilidad. En España, una de cada cinco parejas tiene dificultades para concebir, aunque solo poco más de la mitad (el 65%) busca ayuda médica para tener un bebé, según los datos de la Sociedad española de Fertilidad y el Ministerio de Sanidad. El 8% de los bebés que nacen a día de hoy en el país son fruto de la reproducción asistida. 

El que fuera presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), Luis Martínez, aseguraba en una mesa redonda digital organizada por el Periódico de Cataluña, del Grupo Prensa Ibérica, que los tratamientos de fertilidad se habían convertido en una "necesidad social". El Registro Nacional de Actividad 2021-Registro SEF, en el que participan todos los 334 centros de fertilidad españoles, sean públicos o privados, mostró que en el año 2021 -el último del que hay datos oficiales- se llevaron a cabo un total de 165.453 ciclos de fecundaciones in vitro (un 11,7% más con respecto a 2019), y 33.818 inseminaciones artificiales (un 29,8% más con respecto al año previo). Estas técnicas dieron lugar al nacimiento de un total de 40.638 bebés, lo que representa un incremento del 33,3% de nacimientos

"Mucha gente nos pensamos que no pasa nada, que podemos ser madre cuando queramos. Y lo vamos dejando tanto que luego, a lo mejor, es tarde"

Marta S., 44 años

"Mucha gente nos pensamos que no pasa nada, que podemos ser madre cuando queramos. Y lo vamos dejando tanto que luego, a lo mejor, es tarde. Creo que debería haber educación en este sentido. Siempre nos enseñan a no quedarnos embarazadas pero hay muy poca información sobre saber qué hacer para conseguirlo o, por ejemplo, de asegurarte de tener una buena reserva ovárica. Yo congelé óvulos más joven, pero conozco a agente que no hizo eso... Y tuvo más problemas. Creo que si tú vas a querer ser madre es mejor pensarlo, porque luego quizá no sea tan fácil", apunta Marta S.

María procedió de forma parecida. Cuenta que tuvo una relación de seis años con un ex que terminó en la treintena. Reconoce que entonces se quedó "un poco desubicada en la vida". Hasta ese momento, creía que él sería la persona con la que se casaría y crearía una familia. Por su trabajo -se dedica a la producción audiovisual- tampoco tenía una gran estabilidad laboral y económica. "Fueron unos años en los que volví a salir otra vez, a estar con unas y otras personas... Hasta que empecé una nueva relación", relata. Tenía 36 años. Poco antes había decidido congelarse los óvulos así que, ante la falta de suerte, y antes de esperar demasiado, decidió usarlos para que todo fuera menos dramático.

Reconoce que, pese a sus ganas de ser padres, en su caso tenía claro que no quería hacer peligrar su relación; que antes iba su alegría y el quedarse como estaba, "agusto". Había visto a otras relaciones vivir un gran culebrón. Por suerte, indica, en la primera intentona cantaron bingo. Quedó embarazada con 41 años. Ahora su bebé tiene 10 meses.