Maüa y la fábrica de chocolate están en la calle Blanquerna de Palma

Jaume Martorell y Silvia Sánchez abren una tienda-obrador de sus dulces «hechos en Mallorca con raíces tropicales»

FOTO Y VÍDEO | Así es Maüa, la nueva tienda y fábrica de chocolate en la calle Blanquerna de Palma

B. Ramon

Raquel Galán

Raquel Galán

Numerosos paseantes de la peatonal Blanquerna se detienen ante el gran escaparate de Maüa, desde donde pueden ver cómo María José Olivas mete granos de cacao en una trituradora que los descascarilla y parte en pequeños trozos. Después ella o los demás empleados del obrador los llevan a las refinadoras, en las que están de 54 a 68 horas en movimiento. «Las máquinas también hacen el proceso de conchado, que quita presión para mejorar los aromas y reducir la acidez», como explica Jaume Martorell, el propietario con su mujer, Silvia Sánchez, de la fábrica y tienda de chocolate que acaba de abrir en Palma y ha sido toda una sorpresa durante estas fechas navideñas.

Los curiosos en el exterior de la vitrina no pueden ver el siguiente paso, es decir, la maduración, ya que «se lleva a cabo en otra sala a una temperatura de entre 17 y 21 grados y dura de tres semanas a cinco meses, a diferencia de los chocolates industriales, donde aceleran el proceso usando otros métodos», compara Martorell. Luego vienen «el atemperado, moldeado y empaquetado final», este último de nuevo a la vista de los viandantes y también totalmente artesanal. Así empezaron en su propia casa el mallorquín y la nicaragüense al frente de Maüa, nombre formado por la primera sílaba de la isla y la última del país de ella –con diéresis–, porque es «chocolate hecho en Mallorca con raíces tropicales».

Cuenta Sánchez que durante la pandemia se animaron a hacer pruebas, ya que él es ingeniero agrónomo especializado en cacao y ella casi lo lleva en la sangre. «Forma parte de mis orígenes y en la cultura Mesoamericana es muy importante. Los mayas, olmecas y aztecas lo elevaban a alimento de los dioses y lo utilizaban como moneda de cambio. Además, al elaborarlo me sentía más cerca de mi casa en Nicaragua», añade al recordar que su madre y abuela hacían pinolillo (bebida parecida al chocolate a la taza), que se toma tradicionalmente en una jícara, como las expuestas en la nueva tienda.

Para el 60 cumpleaños del padre de Jaume Martorell llevaron chocolate sin decir que lo habían hecho ellos. Tuvo tanto éxito que poco tiempo después decidieron formar una microcooperativa y la empresa Maüa, que se nutre de «pequeños productores de siete orígenes diferentes, sin mezclas de cacao ni intermediarios, lo que se conoce como bean to bar, del grano a la tableta».

Hoteles de lujo

«La idea inicial era trabajar con materia prima de Nicaragua, pero lo extendimos porque los sabores varían dependiendo del lugar y la variedad. Es como el vino, aunque con el cacao la gente todavía no tiene el paladar acostumbrado a distinguir los matices», afirma el especialista. Quienes enseguida se dieron cuenta de la calidad de sus productos fueron los hoteles boutique de la isla, entre ellos los lujosos Sant Francesc, Jumeirah y Son Bunyola, que empezaron a comprarles, al igual que tiendas gourmet y establecimientos de chocolate en la península, Berlín, Oporto y Turín. Los pedidos iban siendo cada vez mayores, por lo que el obrador que tenían en la calle Aragó se les quedó pequeño y había que tomar una decisión. «O nos íbamos a un polígono o buscábamos un local céntrico donde continuar produciendo para terceros y al mismo tiempo abrir una tienda propia».

Durante los primeros días de apertura en la calle Blanquerna, en plena Navidad, han podido comprobar el éxito de su elección. Muchos clientes se han llevado turrones o cajas de bombones y trufas de diferentes sabores para regalar u ofrecer de postre estos días de comilonas. Los estantes muestran además las tabletas de chocolate de diferentes países combinadas con ingredientes como almendra mallorquina, flor de sal, naranja de Sóller, jengibre, piel de limón, nueces, avellanas, pistacho y un largo etcétera, que en breve incluirá hasta las típicas hierbas dulces.

Maüa no solo combina sabores mediterráneos con cacao tropical sino también la trama de las telas de llengos con la utilizada en los textiles indígenas del pueblo de Silvia, San Ramón de Matagalpa. Es el diseño de su logotipo, cuya forma y color varían ligeramente según el origen del chocolate que une Mallorca y Nicaragüa.

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