Mallorca es femenino

Ágatha no se divorció de Mallorca

Ágatha no se divorció de Mallorca.

Ágatha no se divorció de Mallorca. / TORRELLÓ

Matías Vallés

Matías Vallés

El día aciago en que Pedro J. Ramírez le anuncia el divorcio repentino a Ágatha Ruiz de la Prada en el dúplex compartido en el Paseo de la Castellana, la diseñadora le relampagueó la réplica:

-¿Quién se queda con la casa de Mallorca?

Podía divorciarse del periodista, pero jamás del chalet de Costa de los Pinos con piscina controvertida que perteneció a los Calvo Sotelo. Inapelable y fulgurante, Ágatha ha sido más inteligente eligiendo isla que novios. Este verano se le metió una cabra okupa en su casa mallorquina. Lo vivió como un percance, donde es tan fácil advertir una parábola.

Nos conocimos hace cuarenta años, mucho antes de que se condenara con Pedro J. para la eternidad. El hada madrina de la movida vino a presentar un festival de rock con La Frontera en Son Malferit. Aún no vestía de Ágatha Ruiz de la Prada, daba que pensar a Francisco Umbral y quedaba claro que no se resignaría a musa, porque sabía crear. Torrelló espolvoreó su magia fotográfica, y ella me soltó:

-Me parece que nos hemos hecho un poco amigos.

Y ahí seguimos, década tras década.

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