Personas mayores

El hallazgo en Vigo de otro cadáver casi momificado acentúa el drama de las muertes en soledad

Juzgados y clínica forense detectan un aumento de casos de mayores que fallecen en sus casas

El último ocurrió hace unos días: un octogenario que llevaba más de un mes muerto

Cada vez hay más personas mayores que viven solas.

Cada vez hay más personas mayores que viven solas.

Marta Fontán

Hace un mes, en un edificio de Vigo, una anciana era hallada sin vida en su domicilio. Su cadáver estaba ya momificado. Llevaba más de tres meses muerta. Y esta misma semana, en otra vivienda de un inmueble de la ciudad, los servicios de emergencia se encontraron con un caso muy similar: el de un octogenario que fue encontrado en la cocina de su hogar y que por su estado –en una fase inicial de momificación– y por los indicios recabados en la casa se calcula que habría fallecido hace un mes y medio. Estos decesos y otros que se produjeron en las últimas semanas vuelven a evidenciar el drama de las muertes en soledad. Tanto los juzgados de Instrucción a los que les notifican estos casos en sus semanas de guardia como la clínica forense han detectado un “considerable” aumento de casos en las últimas semanas. La mayoría son personas de avanzada edad, pero, entre los fallecimientos con estas características que hubo durante mayo y junio, hubo varios que se escaparon a esta regla general, como el de una mujer de poco más de 40 años que, tras dar su casera la alerta, fue hallada también muerta en su piso, situación en la que llevaba unas dos semanas.

La alerta del último caso, del que se informó al Juzgado de Instrucción número 8 de Vigo en funciones de guardia, saltó a última hora del miércoles gracias a los vecinos. El fuerte olorpuso al descubierto el fallecimiento del anciano, un hombre de 81 años de edad que al parecer carecía de familia directa o al menos no tenía relación con la misma. Un testamento hallado en el piso desvela que había dejado sus bienes a una entidad de acción caritativa y social. “En las últimas semanas hemos tenido bastantes casos de personas mayores halladas muertas en sus domicilios”, informan fuentes judiciales. Una aseveración que confirman en la subdirección viguesa del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga). “Este año hemos visto muchos fallecimientos de estas características, especialmente en las últimas semanas”, concreta José Luis Gómez, jefe de Patología Forense. La mayoría de estos decesos responden a muertes naturales, si bien en algún caso, de personas de mediana edad, se debieron a la toxicomanía que arrastraban.

Generalmente los cuerpos se encuentran después de varios días muertos, pero cada vez son menos excepcionales los casos en los que no se descubre el fallecimiento hasta que han pasado meses. “Son personas que residen solas, generalmente de avanzada edad, y que o carecen de familia o no tienen relación con sus allegados”, explica Gómez, que añade que otro perfil es el de personas con “antecedentes psiquiátricos” que viven “aisladas” de la sociedad.

Vecinos o caseros

alquilerse acentúa en las ciudadesel “desarraigo”
 es mayor que en los pequeños pueblos

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Pese a los indudables avances en la investigación forense, hay una importante cuestión que sigue siendo todo un reto, sobre todo en aquellos casos de cadáveres hallados días, semanas o meses después del fallecimiento. Y ésa es la de poner fecha a la muerte. “Cuando pasan una serie de días, científicamente es muy difícil establecerla, prácticamente imposible, a no ser que tengas fauna cadavérica”, afirma José Luis Gómez. Los insectos aparecen si el deceso se produce en una zona exterior, así como en una vivienda o en cualquier otra edificación si por ejemplo las ventanas están abiertas. “Pero si una persona se muere en su casa con las ventanas y puertas cerradas, no hay fauna cadavérica; y si el fallecimiento no es muy reciente, tampoco podemos recurrir al análisis del humor vítreo”, agrega.

Con este escenario, en muchas ocasiones la fecha se calcula en función de las pistas que se recaban en la propia vivienda del fallecido o por la declaración de vecinos o familiares. Los teléfonos móviles también son muy útiles. “Tratamos de averiguar la última vez que habló por teléfono o la última conexión a WhatsApp”, explica. Otros datos indirectos que pueden ayudar son, por ejemplo, si sobre la encimera se encuentra una bolsa de la compra con un ticket o, como ocurrió en el caso de la anciana muerta en su piso, la referencia de la última vez que recogió en la farmacia los medicamentos que tenía prescritos.

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