Enfermedad mental

Así es la difícil lucha de un enfermo mental por su integración: "Estoy totalmente solo"

Un asturiano de 32 años, diagnosticado y en riesgo de exclusión pide ayuda para no quedarse en la calle

Ilustración de un hombre asomado a una ventana.

Ilustración de un hombre asomado a una ventana.

C. M. Basteiro

Le gustaría ir algún día al cine, pero no tiene con quien. Sueña con trabajar, pero nadie le contrata. Lo peor de todo: le gustaría llegar a una casa ordenada, pero ni siquiera tiene un hogar.

Manu es un joven asturiano, tiene 32 años y un diagnóstico de enfermedad mental. La relación con su familia está rota, ha interpuesto varias denuncias por presunto maltrato. "Les tengo mucho miedo". No es dueño de su dinero, está preso de una curatela, una medida similar a la patria potestad, pero que permite más libertad al individuo. Ahora vive de prestado en una residencia, pero tendrá que dejarla en unos días. Si nadie le ayuda, se quedará en la calle. En la soledad más absoluta. Así empieza esta historia: Manu echándole una dura partida al mundo.

"Llevo días sin dormir", saluda Manu. Y pide un café con leche. "La leche fría, por favor".

¿Cuándo empezaron los problemas?

Uf... no me acuerdo. Hace mucho, la verdad.

Hace mucho tiempo que le diagnosticaron de trastorno bipolar, le adjudicaron una discapacidad del 70 por ciento. Lleva años de medicación: para la ansiedad, para la depresión, para estabilizarle el ánimo. "Yo creo que no necesitaba tanto, la verdad. A veces creo que me han sobremedicado para tenerme controlado". Uno de los informes médicos que lleva en la carpeta refleja que su diagnóstico estaba erróneo. "Con la supervisión del psiquiatra, ahora estoy dejando casi toda la medicación. Solo tomo una para la epilepsia, me siento mucho mejor". 

En esa carpeta, en la del informe, también lleva las diligencias del Juzgado de Langreo (Asturias). Ha denunciado a su familia en varias ocasiones por presunto maltrato. "Mi madre me ha hecho la vida imposible; de verdad". Ella y su padre tienen la curatela de Manu. Una suerte de patria potestad, pero que se restringe solo a algunos campos de su vida para no mermar su independencia. Y uno de esos campos, en el caso de Manu, es el dinero. En el bolsillo derecho del pantalón, lleva doblado un extracto del banco. Lo enseña: "Me han quitado todos los ahorros, me los han quitado". El documento refleja que se han extraído 14.000 euros de la cuenta, y que finalmente ha sido cancelada.

En este punto de la conversación, a Manu ya se le quiebra la voz: "Es lo único que me queda". Un papel doblado en cuatro. Dice que su vida cambió cuando le tuvieron ingresado en una clínica de salud mental. Por mandato judicial, según su versión, podía estar un máximo de seis meses. Estuvo cuatro años. "Desde entonces, no he vuelto a ser yo. Es que yo no creo que esté para estar encerrado de esa manera ¿No?".

Trabajo

"Es como si la vida se me estuviera escapando, creo que mi familia me ha apartado de todos y de todo lo que me ha aportado". Le quedan dos amigas y un amigo, dice. "Pero apenas los veo". Trabajo no tiene, aunque lo ha intentado. "En la ONCE me hicieron varias entrevistas y las pasé, pero no me cogieron por lo de que mis padres tienen mi curatela; es que con eso no me contrata nadie". Ahora mismo está intentando deshacerse de esa custodia parcial, Juzgado mediante.

La fe se le está agotando, son ya muchos palos. Como cuando tuvo que dormir al raso porque le daba miedo volver a su casa. O cuando archivaron las denuncias que había puesto, por falta de pruebas. "Creo que se aprovechan de mi discapacidad, como si yo no me enterara...". "El problema es que no tengo abogado ni siquiera, nadie me ayuda. Ni el sistema judicial, ni el Ayuntamiento de Langreo, ni en Oviedo (el Gobierno del Principado)", añade.

Esto es lo que pide: "Quiero tener una vida normal, empezar como cualquiera. Tener una casa propia, un trabajo, quizás una familia…". Hace un tiempo, cansado de tanto pelear, intentó suicidarse. "De eso prefiero no hablar. Solo te digo que ya no lo pienso, que ahora quiero seguir viviendo".

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