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Gastronomía

La mallorquina Diana Tituaña, a las puertas de Le Cordon Blue

La estudiante de la Escola d’Hoteleria de les Illes Balears es finalista al Premio Promesas, cuya recompensa es entrar en la prestigiosa escuela de alta cocina

La estudiante mallorquina Diana Tituaña, en la cocina.

Diana Tituaña tiene 22 años, reside en Palma y estudia en la Escola d’Hoteleria de les Illes Balears. Esta mallorquina se enfrentará el próximo 27 de abril a otros nueve candidatos en la gran final del Premio Promesas de Le Cordon Bleu Madrid. La recompensa, si consigue el primer o el segundo puesto, será poder estudiar en la prestigiosa escuela de alta cocina. Una oportunidad para la que Diana piensa que tiene posibilidades. Su expediente es de los mejores de su promoción y se ha preparado mucho para poder mantener el listón alto.

 

La joven lleva prácticamente en las venas la vocación por la cocina. «Toda mi familia se dedica a la hostelería. Mi madre tuvo un restaurante y ahora tiene otro, el Delicias, en Palma. La recuerdo siempre cocinando, desde cuando yo era muy pequeña», cuenta a este periódico. Los planes iniciales de Diana no pasaban por dedicarse a la gastronomía, «lo mío era la bioquímica, pero, por cosas de la vida, empecé a probar en esto de la cocina y me encantó. Es un mundo que une dos de mis pasiones: el arte y la química».

Frente a los fogones, Diana practica el mestizaje. «No es cocina fusión, pero sí cojo elementos de la cocina ecuatoriana, algunos de sus productos, y los introduzco y cocino con productos mallorquines», relata. «Conozco bien la gastronomía de Ecuador porque mi familia es de allí, de hecho yo nací allí y cuando tenía un año vinimos a Mallorca», explica. «Me gusta investigar y fusionar sabores, a veces me sale algún desastre, pero en otras ocasiones los platos funcionan», dice. Es el caso, por ejemplo, de la porcella «sazonada con especias de la zona de Ecuador como el achiote o el ají rojo, que le dan muy buen sabor». 

Los productos mallorquines los maneja con prestancia. «En la prueba que tuvimos que hacer para llegar a la final del concurso Promesas, nos pidieron una guarnición, que aplicáramos técnicas y que tuviéramos en cuenta una serie de elementos, como los productos autóctonos de nuestra región. Para el plato base que nos propusieron, un ballotine de ave, empleé ortigas, piñones, orejones, zanahoria moradas, esclata-sangs, sobrasada, pan moreno o tap de cortí, entre otros ingredientes», enumera. «Para destacar en esa prueba, la verdad es que había que hacer bastantes elaboraciones y escoger bien para sobresalir y que se fijaran en ti».

A Diana, que se gradúa este año en la escuela de la UIB y el año que viene cursará la especialización en alta cocina, le gustaría poder regentar en el futuro su propio restaurante en Mallorca. «Me encantaría poder llegar a lo que hace Maca de Castro, es a quien más admiro de la isla. Y también al pastelero Lluís Pérez, con quien hice prácticas».

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